Después de la embarazosa situación en la que nos había pillado la hija de Mari, mi dentista. Vanesa, su hija, se quedó hablando conmigo mientras su madre se iba al baño avergonzada y después de que hubiésemos follado como locos. La hija había visto todo el espectáculo, incluso cuando el líquido del interior de mis testículos llenó la cara de su madre. Vanesa daba la sensación de actuar como si no hubiese visto nada.
Su madre me había comentado que tenía una hija de 20 años, pero la chica que yo tenía enfrente parecía tener más y parecía que hubiese desarrollado lo que su edad decía. Llevaba un piercing en la nariz y una especie de pincho que atravesaba una de sus cejas. Morbosa. Con muñequeras de cuero y tachuelas.
- Bueno, yo soy Vanesa, la hija de esta zorra de madre que tengo y que te acabas de follar.- Lo decía con toda tranquilidad, como si ver a su madre en esta situación no significara nada para ella.
- Bueno, pues yo soy Carlos, el paciente que se acaba de follar a tu madre.- La dije en el mismo tono que ella había usado. Era más guapa que la madre aunque conservaba sus facciones. También era más alta lo que hacía que su aspecto juvenil fuese aún mayor.
- Y ¿hace mucho que te lo montas con ella?. Está muy bien para lo vieja que es.
- Pues has tenido suerte porque hoy es la primera vez y tu madre no es mayor, está cañón y es mucho más fogosa que muchas mujeres más jóvenes que ella.- Sus ojos tenían un aspecto maléfico con ese maquillaje, resaltando el blanco y el negro profundo de sus ojos. Movía su pelo negro con los dedos, apartándoselo de la cara.
- Entonces tendrás ganas de más, que he visto que te lo pasabas bien. Y si con más jóvenes te refieres a mí, creo que no puedes hablar aún. Si supieras lo cachonda que me habéis puesto.
- Pues no sé, después de que nos hayas pillado, no creo que tu madre quiera más problemas. – Un momento, “cachonda”, no lo había procesado al tiempo que lo decía. Ahora se me insinuaba ella, o eran imaginaciones mías.
- ¿Qué te parece si le digo a mi madre que vayamos a los sillones de la sala de espera? Como va a ser tu última vez, al menos hagamos que te quede un buen recuerdo.- La hija era más directa que la madre.
- A ver, voy a ser tan directo como lo eres tú, ¿quieres que sigamos follando y unirte?.
- Si no os importa... Prefiero unirme a tener que masturbarme.
- No eres un poco... ¿joven?. – Me parecía muy joven, era una chica salida de una historia de vampiros de adolescentes. Era la vampira.
- Tengo 19 años. ¿Qué pasa que tú a los 19 eras virgen y no follabas?, además vengo un poco colocada y no sabía yo que me iba a encontrar esta oportunidad. ¿Te gusto?.
- Eres muy guapa, pero creo que me tendrás que mostrar más.- Mi forma de verla cambió de repente. Delante de mí tenía a una chica de 19 años que estaba tan sedienta de sexo como lo estaba yo a su edad. Y a su edad es cierto que se está en una especie de estado de querer sexo continuamente.
- Vámonos a la sala de espera que mi madre va a tardar un rato en salir, no quiere ni mirarme a la cara.