A Guardiola le costó cogerle el truco al Vicente Calderón. Aunque venció en su primera visita, en una eliminatoria de Copa del Rey, en Liga no ganó hasta su tercer partido. En los dos primeros cayó víctima de los contraataques rojiblancos y de un juego que el Barcelona no supo descifrar. El 'Pep Team' encontró soluciones a todos los problemas menos a los que le proponía el Atlético de Kun y Forlán en el Manzanares. El Barcelona era invulnerable hasta que visitaba el Calderón.
Guardado en las retinas de los buenos aficionados queda el 4-3 de la temporada 2008-2009, en la que el Barcelona se adelantó 0-2, y después 2-3, y aún así terminó perdiendo. Fue el año en el que Forlán ganó su segunda Bota de Oro y le salía todo, como aquel obús desde 30 metros que sorprendió a Valdés. La pelota hizo una parábola inverosímil y metió al Altético en el partido. A la ayuda del uruguayo acudió Agüero para remontar un partido imposible. Parece impensable que el Barcelona de Guardiola, el equipo que aprovecha cualquier mínima ventaja para aburrir a su rival a través del balón, desaproveche un 0-2, pero aquel día sucedió.
Repitió victoria el Atlético en la siguiente ocasión, un 2-1 en el que se vio a un Barcelona rebajado. El equipo rojiblanco, un expero histórico en la suerte del contraataque, fue el más feliz del mundo con el latifundio que encontró cada vez que robaba. Forlán abrió el marcador tras un pase de Reyes a la espalda de Puyol y Simao encontró el hueco que dejó Valdés en una falta. Descontó Ibrahimovic, pero el Barcelona se volvió a salir en la misma curva.
Le dio vueltas a esas dos derrotas Guardiola para no tropezar tres veces seguidas en la misma piedra. Encontró la solución: colocar a Busquets entre los centrales cuando el Atlético atacara. El de Santpedor evitó así las diabluras del Kun y la velocidad de Forlán, Reyes y Simao. Minimizó también las pérdidas que había sufrido en anteriores envites y así apenas sufrió heridas. El Barça, al fin, encontró el camino en el Calderón, una propuesta que no está claro que repita este domingo, pues el rival es el mismo, pero los jugadores no. Aquellos que le dieron más de un buen dolor de cabeza, Agüero, Forlán, Simao y Reyes, ya no están. En su lugar hay otros buenos futbolistas, pero de otras características. Guardiola quizá respire algo más tranquilo, pero no debería: en el Calderón, el Barça, cualquier Barça, también el mejor de su historia, ha descarrilado más de una vez