Ashraf Soliman jamás se olvidará del partido más extraño de su carrera. Su equipo, el
Maccabi de Umm al-Fahm se enfrentaba al
Afula Hapoel por la Copa de Israel. Al minuto 89, Soliman intentó despejar un centro rival al tiro de esquina, con tanta torpeza que colocó el balón junto al poste derecho ante la mirada atónita de sus compañeros. Su autogol significó el 2-2 agónico y los tiempos extras.
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Afortunadamente para Soliman, el fútbol siempre da revancha. En la prórroga, el villano se convirtió en el héroe al marcar, esta vez en el arco contrario, el 3-2 de la victoria de su equipo