Me encontraba en mi despacho preparando unos documentos de trabajo cuando me aviso mi secretario de que tenia una visita. Era Wenceslao, el capo de la droga que me había contratado para secuestrar y transformar a Ana. Como no era cuestión de hacer esperar a un tipo de estos; les hice pasar de inmediato. La entrada fue la esperada: Wenceslao, negro cubano de unos 2 metros de altura y musculoso, embutido en un traje de lino blanco y zapatos de cocodrilo negro, oro al cuello y en las manos como para montar una joyería. Agarrada a su brazo y con una actitud de gatita en celo estaba “La Desi”. Su aspecto era inmejorable, con un mini vestido de licra rosa que a la altura del pecho no era mas que un par de bandas de tela que no podían ocultar sus enormes tetas de silicona y que por debajo dejaba ver el principio del culo. En los pies llevaba unas sandalias tipo mule en piel rosa y con tacones metálicos de 12 cm, esta vez sin plataformas. Uñas de porcelana lacadas en rosa y todo tipo de bisutería en las manos y muñecas, incluso llevaba sendas pulseras de plata en los tobillos. Su maquillaje era también en tonos rosa dándole un aire aniñado a su carita enmarcada en esa melena larga teñida de rubio platino. En definitiva lo que se dice una putita. Cualquiera diría que hacia 9 meses iba con pinta de cursi a segundo de derecho y que sus aspiraciones según me conto ella en una de las sesiones de transformación era casarse con un abogado y tener hijos.
- Wenceslao buenas tardes, que bien te veo y que bien acompañado vas – le salude.
“La desi” al verse mencionada sonrió de manera infantil, no por la pose calculada de una puta que va a sacar mas pasta, sino porque con tanto supositorio que se metió y lo que le daba ahora a la coca no pensaba con mucha claridad y ni ganas que tenía de hacerlo. Sus prioridades en esta vida eran básicas:
1º Satisfacer a su macho
2º Gustar a los tíos
3º Ir de fiesta y pasárselo bien follando y esnifando coca
4º Comprar mucha ropita sexy para los puntos anteriores.
Como podéis ver, la transformación había sido un éxito. Wenceslao correspondió a mi saludo y me dijo
- Amigo Mario es un placer verte, y si voy bien acompañado es gracias a ti. Esta hembra que me educaste es fantástica y no solo por el placer que me supuso hacerle llegar a su familia el video de su transformación y poder ver sus reacciones sino porqué realmente es una viciosa empedernida que siente adoración por mí. Es tan distinta a una de esas putas que están contigo solo para sacarte los cuartos. Esta no piensa mas allá de la próxima hora y eso es cojonudo. Con darle coca, fiesta, ropita y polla le basta.
- Jajajaja. Me alegro que te gustará Wenceslao, pero lo que me ha sorprendido es eso que has dicho de que viste las reacciones de la familia cuando le enviaste el video. – Le conteste.
- Ja, ja, ja, si, esa si que es buena, mande que les pusieran cámaras y escuchas en la casa para cuando llegara el video poder disfrutar de su reacción. Por eso se como reaccionaron. Por cierto con relación a eso quería proponerte un nuevo negocio.
- Tu dirás….
- Como sabes grabamos un video final para que no les quedará duda de que yo era el responsable de que la niña estaba así por mi voluntad.
- Si, lo recuerdo perfectamente – Le conteste.
- Pues bien, como recordaras en ese video también hice la promesa de hacerle lo mismo a la madre de la niña, es decir a la mujer del traidor. La verdad es que con un parto y 35 años que tiene esta muy bien y te será un gustazo. La tarifa será como la de la vez anterior ¿no?
- Si claro, pero “La desi” ¿Que piensa con respecto de hacerle a su madre lo mismo que a ella? – Pregunte con una sonrisa cínica en la boca.
- Ja, Ja, Ja, eso que te lo diga ella. Vamos Desi dile que te parece que hagamos de tu madre una puta arrastrada como tu.
“La Desi” sonrió un poco estúpidamente y exclamo:
- jijijijjji, me encanta, me pone cachonda de solo pensarlo, mi madre y yo chupándole la polla a Wenceslao…. Uhmmmmmm….. me mojo toda al imaginarlo. Las dos juntas divirtiéndonos puteando por ahí; seria fantástico
- Ja, ja, ja, muy bien Desi, muy bien, toma un poco de coca como premio para mi putilla.
Desi rápidamente cogió la bolsita que le tendía Wenceslao y se hizo un par de rayas en mi mesa. Nada mas metérselas se volvió hacia su macho y se volvió a enganchar a él restregándose contra su cuerpo como una gatita agradecida que busca las caricias de su amo.
- Wenceslao veo que la tienes perfectamente entrenada.
- Como tu me la entregaste amigo Mario – Me contesto Wenceslao entre sonrisas
- En fin, dame la foto de la madre que la dirección ya la tenemos. Una cosa, querrás un video también ¿no?
- Si claro que si, para que lo vean el padre y el hermano, por cierto ¿Haces servicios también con hombres?
- No, ¿por?
- Lastima, al cabrón traidor, después de quitarle la hija y la mujer solo le queda un hijo, mellizo de la Desi y… ¡Quiero quitárselo todo!.
- Bueno llegado su momento podríamos hacer una trans de él, pero eso te costara una fortuna puesto que no tengo infraestructuras para ello y tendría que empezar desde cero en ese campo.
- Umm, bien me parece perfecto, encárgate de la madre que ya después hablamos del hermano, el dinero no es problema, quiero que mi venganza sea completa. Quiero hundir en la miseria a ese cabrón.
- Bien lo trataremos mas adelante, pero lo que te quería decir con lo del video, es que estaría muy bien que el padre viera como ayuda a la transformación su hija. Sería perfecto para lo que quieres conseguir, pero necesitaría a la Desi todo este tiempo.
- Ni media palabra mas, me has convencido, Quédate con “La Desi” para el trabajito.
1 semana después
La furgo había salido pitando en cuanto metieron a la madre de “La Desi”. Fue una operación limpia y rápida. Natalia, que así se llamaba, se resistió bastante porqué ya sabía lo que se le venia encima, así que rápidamente se la inmovilizo con cinchas:
- ¡SOLTADME CABRONES” AYUDAAA, SOCORRO……..
Aunque la furgoneta estaba insonorizada, uno de mis hombres, le dio un fuerte puñetazo en el estomago que le hizo callarse y abrir la boca, momento que aprovecho para ponerle una mordaza de bola. Ya inmovilizada en el suelo no pudo mas que fijarse en lo que la rodeaba y acojonarse aún mas: 4 hombres de negro, con pasamontañas y que sentados en las banquetas de la furgoneta no demostraban ningún interés por ella. Un quinto hombre se situó delante de su campo de visión y le puso una capucha negra para que no pudiera ver nada cuando saliera de la furgoneta.
Tras dos horas y media de viaje llegaron a mi finca , una vez que la bajaron del vehículo la condujeron en volandas a mi despacho y sin que hiciera falta ninguna palabra la sentaron en una silla de respaldo alto que tenía delante de mi escritorio. La silla iba provista de un cinturón de cuero que permitía inmovilizar a quien se sentara impidiéndole levantarse.
Deje pasar unos minutos en silencio, disfrutando de su miedo y de sus intentos por liberarse. Podía oír sus gemidos bajo la capucha y con la boca taponada por la mordaza de bola. Seguramente que a esas alturas ya le caía toda la baba por la barbilla. Hice lo único que podía hacer: Llamar a VaneSSa y a “La Desi”. Aparecieron en silencio, bueno casi, ya que la Desi no podía aguantar una risita estúpida porqué sabía que su madre estaba allí y en que situación.
Mira que ya estaba acostumbrado a verlas, pero aquella aparición fue espectacular, las muy zorras habían decidido vestirse conjuntadas la una con la otra. Llevaban un mono de cuerpo entero en vinilo: Desi en blanco y VaneSSa en negro. Ese tejido se pegaba a su cuerpo como una segunda piel solo que debido al enorme tamaño de sus tetas solo podían llevar subida la cremallera hasta algo por encima del ombligo. El mono se cortaba justo por encima de los tobillos lo que les permitía lucir las pulseras que llevan en los tobillos junto con unas sandalias de plataforma en el mismo color que sus respectivos monos. El resto de su vestimenta era similar, muy maquilladas la Desi en rosa y VaneSSa en plata y negro, ambas con mucha bisutería. Vanessa se había peinado con una cola de caballo alta, mientras que la Desi se puso unas coletas rubias a los lados.
Nada mas entrar se situaron a los lados de Natalia y ese fue el momento en el que comencé a hablar:
- Buenos días Natalia, ya sabrás por que estas aquí ¿No?
Natalia que aún tenía la capucha sobre su cabeza, se estremeció al oír mi voz. No podía verla la cara pero podía percibir su miedo al ver los temblores de su cuerpo Bajo la capucha se escucho un intento de gemir que la mordaza de bola convertía en un ruido gutural como de animal…
- No estés asustada Natalia cariño, si ya sabes que todo lo que te va a pasar te va a gustar al final. ¿Verdad que si putillas mías?