Errol Flynn (1909-1959)



El actor: Olvídate de Robert Downey Jr.: si ha habido algún actor en Hollywood que merezca pasar a la historia por su amor al desparrame y sus aires de playboy, ese ha sido Errol. El cual narró puntualmente sus hazañas (fuera de la pantalla, se entiende) en un descacharrante libro de memorias.
Nominaciones: Ninguna. El ninguneo en los Oscar no sólo es patrimonio de los sex symbols femeninos, sino también de los héroes del cine de acción, género en el que Flynn era especialista. Da rabia pensar que ni El capitán Blood, ni La vida privada de Elisabeth y Essex ni Robín de los bosques le granjearon una cochina candidatura, pero seguro que a él le importaba un pimiento...

Orson Welles (1915-1985)



El actor: Decir "actor" en el caso de Welles es un tímido eufemismo, dado que este genio entre genios también dirigía, escribía y montaba (¡y cómo!). El caso es que atreverse a tocar las narices del magnate W. R. Hearst en su debut Ciudadano Kane le procuró una tormentosa relación con Hollywood. A la cual contribuyó, para colmo, su amor por el dinero fácil.
Nominaciones: Orson sólo ganó un premio como guionista (compartido por Herman Mankiewicz, por Ciudadano Kane), y una nominación como Actor Principal, por el mismo filme, que perdió frente al Gary Cooper de El sargento York. Pensar que su papel de secundario robaescenas en Sed de mal se quedó sin candidatura da bastante rabia, la cual no se atenúa sabiendo que recibió un premio honorífico en 1971.

Charles Chaplin (1889-1977)



El actor: Al igual que Orson Welles, Chaplin hace doblete en este informe y en nuestra lista de grandes directores que nunca se llevaron una estatuilla. Y eso, tratándose de dos de las personalidades más influyentes de la historia del cine, querrá decir algo...
Nominaciones: En realidad, Chaplin ganó tres Oscar: un premio especial en 1929 por El circo (en calidad de director, guionista y productor), un galardón honorífico en 1972, y un premio a la Mejor Banda Sonora al año siguiente por Candilejas. Pero, como actor, sólo estuvo nominado una vez, por El gran dictador, en 1941.

Groucho Marx (1890-1977)



El actor: ¿No sabes quién es Groucho? ¿No te gusta la comedia? Contesta primero a la segunda pregunta, porque el cabecilla de los Hermanos Marx es una de las más eficaces fábricas de risas con bigote (pintado) que jamás pisaron un plató.
Nominaciones: Ninguna. Provinientes del cabaret y el music hall, los Marx fueron considerados como unos comediantes del montón durante su período de actividad, por más que se codearan con la créme de la créme del mundo literario. Un enigma este que no podría resolver ni el mismísimo Capitán Spaulding.

Edward G. Robinson (1893-1973)



El actor: En los días del Hollywood clásico, si buscabas a un intérprete de físico tirando a repugnante, pero con capacidad camaleónica, Edward G. era tu hombre. El intérprete de origen rumano trabajó a las órdenes de Billy Wilder, John Huston, Michael Curtiz y Orson Welles, entre otros grandes.
Nominaciones: Ninguna. Será por lo feo que era, pero tras verle bordando sus papeles en Cayo Largo, Tres semanas en otra ciudad, Perdición o incluso Los diez mandamientos, lo que sí tiene mala pinta es el desdén de la Academia ante su trabajo.

Kirk Douglas



El actor: Tan famoso por su hoyuelo en la barbilla como por su inestable temperamento y sus opiniones contundentes (la más famosa: "Stanley Kubrick es un hijoputa con talento"), puede que el gran Kirk nunca se haya llevado un Oscar a casa, pero aún le queda cuerda para liarla parda en las ceremonias.
Nominaciones: Tres. La primera, por El ídolo de barro, la segunda por Cautivos del mal (que Gary Cooper te levante una estatuilla por Solo ante el peligro tiene un pase, la verdad) y la última por El loco del pelo rojo, perdida ante Yul Brinner y El rey y yo. ¿Dónde están Espartaco, Senderos de gloria, El gran carnaval...? Nosotros nos preguntamos lo mismo.