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INDIVIDUAL · 21-01-2012 , 03:55:17

A los grandes equipos se les mide por su reacción después de la derrota, por su respuesta después de la desgracia. Volvió a perder el Real Madrid con su eterno rival y, otra vez, está obligado a levantarse y proclamar su gen ganador.
El Madrid tiene espejos en los que mirarse para volver a reconocerse. Últimamente se ha convertido en costumbre sucumbir contra el Barcelona, pero también ganar después de sentirse ridiculizado. En ocho de las diez últimas citas posteriores a pinchar con el eterno rival se levantó y venció. Sólo dos veces las heridas no cicatrizaron.
Para darse cuenta de que el Madrid está hecho de otra pasta no hay que irse demasiado lejos. Después del 1-3 de esta temporada en Liga, los blancos se aliviaron en Ponferrada, donde ganaron 0-2 con tantos de Callejón y de Cristiano, que pareció fallar un penalti cuando marcó el segundo tanto de su equipo. Días más tarde, también ganó en su regreso al lugar del crimen, la Liga (2-6 en Nervión).
Tras la derrota en la última Supercopa, comenzó la Liga y el Madrid se exhibió en La Romareda (0-6). No sólo se ganó con extrema suficiencia, sino que se disfrutó con la pelota olvidándose de la contienda en el Camp Nou.
La temporada pasada cuatro os le dio el Barcelona al Real Madrid y sólo tras el 0-2 en la Champions los blancos no cambiaron la tendencia. Ese día, el Madrid perdió en casa con el Zaragoza (2-3) y se despidió de una Liga que ya tenía los colores azulgranas en las asas.
No pasó lo mismo después del 5-0, del 1-1 de las semifinales de la Copa de Europa y del empate en Liga que sirvió como ensayo de lo que se veía venir. Después de esos malditos días, el Madrid ganó en casa al Valencia (2-0), humilló al Sevilla en el Pizjuán (2-6) y se proclamó campeón de Copa. En todas ellas, Cristiano Ronaldo mostró sus garras.
Lo del 2-6 fue otra historia
En el curso 2009/10 se cebó con el Almería en dos ocasiones (venció 4-2 y 1-2) después de sus derrotas con el Barcelona. Un año antes, también consiguió cambiar el gesto después del 2-0 en Can Barça gracias a Higuaín, autor del único gol contra el Valencia (1-0).
No ocurrió lo mismo tras el ya mítico 2-6 y se llevó tres en Mestalla, cuando empezó todo, cuando el ciclo ya no era madridista. El 4-1 del pasillo del 7 de mayo de 2008, último bastión merengue, ya queda demasiado lejos.