Iniciado por Heráclito Calma, caballeros, que esto no es un partido del Real Madrid contra el Barça, ni tenemos a Pepes tirando patadas en vez de buen juego. Estamos opinando simplemente. Unos de una manera y otros de otra, alzando la voz, a veces manoteando, pero nada más.
Respecto a lo del expresidente Uribe me sorprende su llamado, no por él sino por el país que no ha reaccionado con la suficiente energía ante el despropósito del hombre que para infortunio de Colombia rigió los destinos del país durante ocho años, demoliendo las instituciones, torciendo la ley a su amaño y persiguiendo a cualquiera que no estuviera de acuerdo con su autoritarismo.
Le dice al Presidente de la República que "haga algo". ¿Algo como qué? El Presidente Santos no es una autoridad judicial para que intervenga en favor de un imputado. Es el jefe de Gobierno y su potestad es otra. Por si el expresidente lo ignora en Colombia tenemos separación de poderes y así como los jueces no pueden meterse en terrenos legislativos o ejecutivos, los gobernantes tampoco lo pueden hacer en las decisiones judiciales.
Pero al señor ex presidente lo traiciona el subconsciente. Luego de hablar de "venganza criminal" como si la falsa desmovilización no hubiera existido y Restrepo no hubiera sido el que estaba al frente de ella, y de señalar de "persecución política" el proceso que se adelanta, advierte que "todo se agravó" porque no eligieron al fiscal de su terna sino de otra diferente, según él "con un mezquino ánimo político".
Dice la sabiduría popular que "el ladrón juzga por su condición" y ésto lo preveía el Sr. Uribe cuando se empeñó en poner como fiscal a alguien cercano a sus afectos. Quería blindar su gobierno contra cualquier investigación posterior. Como no pudo hacerlo gracias a la valiente Corte Suprema, ahora ve las consecuencias.
La corrupción que alcanzó todos los niveles de su administración hasta su círculo más íntimo, ahora es descubierta por el Presidente, por los valientes fiscales, por los acuciosos periodistas, por las ONGs que él persiguió, por los honestos de Colombia, y sin saber hacer otra cosa que acudir al golpe de mano, como acostumbró hacerlo en los subterráneos de la Casa de Nari, le pide al Presidente que haga lo mismo.
Ahí está el verdadero Uribe en toda su dimensión, retratado como lo que es, un hombre autoritario, acostumbrado a poner el Estado a su servicio. Por fortuna, jamás el Poder Judicial bajó la cabeza y gracias a nuestros jueces, Uribe ahora es un ciudadano al que sólo le queda, en su furia de dictador de Twitter, pedirle al Presidente de todos los colombianos que "haga algo". |