06-01-2012
, 21:05:03
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#2 |
Denunciante Bronce
| Respuesta: Paisajes después del tsunami Nobuko Sanpei, de 74 años, cena en su casa de cartón en el centro de congresos Big Palette de Fukushima,
en la ciudad de Koriyama. «Recorté un agujero a modo de ventana porque el calor era sofocante», explica.
Meses después del desastre nuclear, miles de refugiados vivían en «casas» de cartón instaladas en
albergues, escuelas y otros espacios públicos. Sanpei, que luego se mudó a un apartamento, añora los
arrozales que cuidaba con su marido en Tomioka, al sur de la central nuclear.
Una evacuada descansa en la «vivienda» que ha improvisado en el recinto del centro de congresos Big
Palette. En los reducidos alojamientos de emergencia no hay intimidad, y las enfermedades pueden
propagarse rápidamente. Las personas mayores, que han pasado su vida en comunidades rurales con
gran cohesión social, son las más reacias a trasladarse lejos de la familia y los amigos. Los trabajadores
sociales intentan prevenir una oleada de kodoku-shi («muerte solitaria») entre los mayores.
Toyoo Ide, un hombre de 69 años con la espalda tatuada, es uno de los que aprovechan los baños
instalados por los militares a las puertas de Big Palette, que se ha convertido en un centro de
evacuados. Ide, que ha trabajado toda su vida en la central nuclear, se define a sí mismo como una
persona bromista y con buen humor, pero echa mucho de menos su casa. «Ahora no hay agua ni
electricidad, pero si las hubiera, yo regresaría a mi hogar, con radiactividad o sin ella. Volvería hoy mismo.
No puedo vivir en una ciudad extraña.»
El agua estropeó un álbum de fotos abandonado en la costa de Fukushima asolada por el tsunami. En las
fotos, los niños y niñas aparecen ataviados con kimonos con motivo de una ceremonia tradicional en la
que celebran el tercer, quinto y séptimo cumpleaños. Durante una breve visita a su hogar de Namie, Junko Shimizu hace la maleta de su marido antes de abandonar la zona. En esta casa, situada dentro de los límites de la zona de exclusión, el terremoto movió el retrato de un miembro de la familia e hizo añicos el cristal del marco. Muchos japoneses mantienen viva la memoria de sus antepasados colocando en su vivienda sombrías imágenes de patriarcas y matriarcas desaparecidos, que a menudo presiden el altar budista de la familia, donde se queman barritas de incienso y se reza por los muertos. En la actualidad los retratos presiden casas desiertas.
__________________ "Aún hay vagos destellos de civilidad en este matadero salvaje que alguna vez fue la humanidad". |
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