Denunciante Bronce
| Paisajes después del tsunami
Calificación: de
5,00 | Miles de personas huyeron del desastre nuclear.
Estas imágenes exclusivas muestran lo que dejaron atrás.
Tras la catástrofe del 11 de marzo del 2011, decenas de miles de personas fueron evacuadas de sus hogares en
las proximidades de la central nuclear afectada. Sus huellas están impresas en el barro seco.
Dos perros se pelean en las calles desiertas de Okuma. Los primeros días después del desastre,
pululaban por la zona de exclusión un sinfín de animales domésticos: vacas, cerdos, cabras, perros,
gatos, incluso avestruces. Había voluntarios que, desafiando las patrullas y los controles de la policía,
recogían animales, los descontaminaban y los devolvían a sus dueños, y daban de comer a otros. Pero a
mediados de verano muchas mascotas habían muerto de hambre o enfermedad.
Los futones se suelen doblar y guardar en un armario por la mañana. Pero aquel día fatídico la gente no
tuvo tiempo de ordenar la casa antes del precipitado éxodo, derivado de las órdenes de evacuación
difundidas por televisión la madrugada del 12 de marzo. Este dormitorio está en Okuma, a menos de
cinco kilómetros de la central nuclear afectada. Las autoridades municipales han acusado a la compañía
eléctrica Tepco de incumplir su deber de advertir a la población de la crisis inminente.
Los ensayos de evacuación son muy frecuentes en las zonas de Japón con actividad sísmica. Por eso,
cuando en marzo se produjo el desastre real, los niños sabían lo que tenían que hacer, y actuaron según
lo previsto pensando en volver al colegio unos días después. Pero han pasado meses desde que se
marcharon, y en las taquillas todavía siguen las mochilas de piel que los escolares usan en Japón, que
cuestan varios cientos de euros y son una de sus más preciadas posesiones. Es probable que nadie las
reclame nunca.
Un solitario defensor de los derechos de los animales camina por la costa de Fukushima. La central
nuclear está al otro lado de la cuesta, a menos de un kilómetro de distancia. Cuando otras regiones
afectadas por el tsunami hacía semanas que habían sido despejadas de escombros, las brigadas de
limpieza aún no habían llegado a esta área a causa de los niveles de radiación. Pese a las estrictas
sanciones por entrar en la zona, algunos desafiaron las restricciones para ayudar a los animales
domésticos que quedaron abandonados.
Meses después del tsunami, la hierba había crecido en este vehículo tragado por las aguas en la costa
cercana a Namie. Los escombros se esparcieron por el litoral de Fukushima a consecuencia del desastre.
El miedo a la radiación desaconsejó la limpieza inmediata.
No se previno la evacuación del ganado de la zona irradiada
y muchos animales fueron abandonados.
Un cerdo deambulando por las calles desiertas del centro de Namie descubrió este supermercado,
en el que se atracó de lo lindo y luego se echó una siesta.
Policías con mascarillas protectoras hacen guardia en un control de la carretera que lleva a la ciudad de
Minami-Soma. El cartel dice: «Manténgase alejado».
En un gimnasio de Hirono, residentes de la zona de exclusión vestidos con trajes protectores reciben
instrucciones el 8 de junio antes de ser conducidos a sus hogares para recuperar efectos personales
pequeños (en el autobús no hay sitio para los grandes.) En los viajes de ida los controles eran estrictos,
dice un funcionario municipal, pero el proceso de descontaminación a la vuelta (recogida de trajes,
gorros y mascarillas, y medición de los niveles de radiación) era mucho menos riguroso.
__________________ "Aún hay vagos destellos de civilidad en este matadero salvaje que alguna vez fue la humanidad". |