Ver Mensaje Individual
Antiguo 29-12-2011 , 12:19:32   #2
andymima
Recien Registrado
No Tiene Avatar Configurado
Me Gusta
Estadisticas
Mensajes: 36
Me Gusta Recibidos: 27
Me Gustas Dados: 0
Ingreso: 23 dic 2011

Temas Nominados a TDM
Temas Nominados Temas Nominados 0
Nominated Temas Ganadores: 0
Reputacion Poder de Credibilidad: 0
Puntos: 161
andymima el Usuariox se nos esta haciendo popularandymima el Usuariox se nos esta haciendo popular
  
Post Al día siguiente, a solas con Sofía (mi cuñada) (continuacion)

Ella se dio vuelta para buscar una taza que se había preparado para ella y regreso a sentarse frente a mi en la mesa. En el trayecto, como temía (o deseaba), la tela del camisón tomó vuelo y dejó al descubierto totalmente uno de sus pechos, el cual permaneció expuesto cuando se sentó frente a mi. Ella no reaccionó, aunque no estaba seguro de si era porque no se había dado cuenta o porque sencillamente no le importaba.
- ¿Así que Sofía te llevó a “la guarida”? -disparó Sofía al tiempo que yo me atragantaba, comenzando a toser copiosamente-
- Si -respondí secamente luego de recuperarme, sin saber cuanto sabía ella de lo sucedido allí-.
- ¿Te gustó?
- ¿Que cosa?

- “
La guarida”, de eso estamos hablando ¿no?
- Bueno, si... no se, es una casa muy vieja y abandonada.
- Es verdad, ¿pero a quien no le gustaría tener una casa así para ir a divertirse con sus amigos?
- Si, claro -aún no sabía la versión de los hechos que ella manejaba-.
La taza de café comenzó a temblar en mi mano, volcando parte de su contenido. Sofía me miró y sonrió levemente.
- ¿Y como te ha tratado Laurita? Porque al final ella a sido la que más te pudo atender ayer.
- Bien, bien... es muy buena -cada vez me sentía más atrapado-.
- Si, es muy buena. Y además es preciosa ¿no crees?
- S... si, bueno... eeee... es linda si. Salió linda como su m... -frené a tiempo aquellas palabras, que en otro contexto podrían haber sido un halago adecuado, pero en mi situación podían traer consecuencias inesperadas-.
- ¿A quien dices salió linda? -preguntó Sofía sin dejarme escapar-
- No, digo que se parece a ti. Es muy simpática...
- Si. Cuando yo era más joven también tenía buenos atributos.
- Bueno, aún eres muy... -otra vez mis palabras me dejaban al borde del abismo-
- ¿Muy qué?
- ...
- Antes era preciosa, cuando tu hermano me conoció lo tenía como loco. Pero ahora... -dijo apenándose
- ¿Que pasa? ¿Hay algún problema?
- Nada, nada. Lo que pasa es que el tiempo no pasa en vano y se ve que a tu hermano... -bajo la mirada y cerro su camisón cubriendo sus pechos, como repentinamente avergonzada-
- ¿Que pasa con mi hermano? ¿Acaso te hizo algo?
- No, no, no es lo que me hizo, sino lo que ha dejado de hacerme...
Por un momento creí que el giro que había tenido la conversación me permitiría zafar del asunto de Laurita, pero rápidamente me di cuenta que la nueva dirección podía llevarme por senderos tanto o más peligrosos.
- ¿Te refieres a...?
- Me refiero a que hace mucho que ni siquiera me toca, ya no le gusto. Dice que soy fea, que ya no lo excito porque estoy gorda.
- ¿¿¿Que estás qué??? -no podía dar crédito a lo que oía-
- ¡Gorda, que estoy gorda! Y no me vengas a mentir tú, que yo se bien que ya no soy linda.
- ¿Que no eres linda? ¿¡Pero te has visto en el espejo!? Muchas mujeres quisieran tener tu cuerpo.
- ¡No me mientas! -respondió aún apenada-
- ¡Pero no te estoy mintiendo mujer! Eres muy linda, te lo aseguro.
- ¡Tu lo dices porque quieres hacerme sentir bien! ¡Pero mira estos pechos -dijo mientras se ponía en pié al tiempo que habría de par en par su camisón, dejando al descubierto aquel par de senos expectaculares-, están caídos! ¿no ves? Y mira mi cola, está fofa -protestó al tiempo que se daba vuelta para poner frente a mi aquel par de nalgas apetitosas cubiertas apenas por el pequeño short que traía puesto-. No provocaría una erección en un hombre aunque se tomara un frasco entero de Viagra -concluyo mientras se internaba nuevamente en la cocina, dándome la espalda, pese a lo cual pude notar que secaba algunas lágrimas de su rostro-.
No sabía que me tenía más sorprendido, si que mi cuñada se mostrara así frente a mi o que mi hermano fuera tan idiota de no darse cuenta de la diosa monumental que tenía a su lado. “Dios le da pan al que no tiene dientes”, pensé enojado y hasta indignado. Me puse de pié y caminé hasta la cocina. Sofía continuada de espaldas a mi, con la cabeza gacha y en silencio. Yo me puse justo detrás de ella, apenas apoyando mi cuerpo contra el suyo. La abracé por delante de la cintura y apoyé mi mentón en uno de sus hombros.
- Te voy a decir lo que creo...
- ¿Que crees? -respondió sin dar muestras de incomodidad por mi proximidad-
- Creo que mi hermano es un idiota...
- ¿Eso crees? -dijo aún apenada y sin mirarme-
- Si, es un idiota que no se da cuenta de la mujer preciosa que tiene junto a él.
- Tu dices eso para que me sienta mejor, pero yo se bien que no soy linda.
- Eso es una tontería.
- ¿Tu crees? ¿Te parezco bonita?
- Me pareces preciosa... tienes unos pechos perfectos -dije mientras mis manos comenzaron a acariciarlos por los costados, sin tocar aún sus pezones-
- ¿Te parecen bonitos?
- Siiiiii... y tienes un culo que ni te cuento.
- ¿Te gusta mi culo? -preguntó mientras lo levantaba apretándolo contra mí-
- ¡Me encanta!
- Me estás mintiendo... seguro que el de Laurita te excita más -dijo al tiempo que me miraba de costado, dándome aún la espalda, mientras yo me sentía al borde del abismo una vez más-
- Tu tienes una cola preciosa -respondí eludiendo la cuestión-, desde ayer que me quedé con ganas de morderlo cuando lo vi en la escalera...
- ...Pues desde ayer yo me quedé con gasas de que lo mordieras.
En ese momento comencé a manosearla toda, mis manos estrujaban sus pechos un momento, y al siguiente bajaban para meterse por debajo del short y acariciar su clítoris. Mientras tanto su cola seguí pegada a mi short, el cual ya me incomodaba por la erección que tenía.
Giró un poco su cabeza para que nuestros labios se encontraran, al tiempo comenzó a quitarse la poca ropa que traía puesta.
Yo me detuve un instante para hacer lo mismo, quedando ambos desnudos. Entonces Sofía se subió a la mesada de la cocina de frente a mi y abrió sus piernas, sin que mediara palabra o gesto alguno, yo me tiré de cabeza entre sus piernas, para comenzar a lamer su vagina. Al comienzo pasaba mi lengua de abajo hacia arriba lentamente, lo hice así algunas veces hasta que en uno de mis recorridos, cuando estaba llegando a la parte de arriba ella comenzó a gritarme:
- ¡Ahí! ¡Ahí! ¡Chupame el botoncito mágico! -rogó entre jadeos-
Yo quería complacerla, por lo que me concentré un rato en su clítoris. Luego comenzé a bajar nuevamente dandole pequeños besos con mis labios, a los cuales ella respondía con gemidos de placer. Al llegar a la entrada de su vagina, comencé a meter mi lengua dentro de ella lo más que pude, y una vez allí procuré hacer distintos movimientos con ella, mientras disfrutaba del sabor de los exquisitos jugos de mi cuñada.
Ella gemía y respiraba cada vez con más intensidad, dando muestras de que un orgasmo la acechaba. Justo entonces se me ocurrió una idea. No se correspondía con mi comportamiento habitual, ni tampoco sabía como resultaría, pero en ese momento caía en la cuenta que realmente mi sexualidad se estaba transformando radicalmente, por lo que me dejé llevar por mis impulsos...
Rápidamente dejé de besarla y me puse de pie frente a ella. Sofía me miró agitada y extrañada, esperando ver que sucedía. En ese momento me di vuelta y comencé a salir de la cocina sin decir nada.
- ¿¡A donde vas!? -pregunto ella sin obtener respuesta- ¡No me dejes así!
- ...
- ¡Vení para acá te digo!
- ...
- ¡No te me vas a escapar! -grito al tiempo que comenzó a correr tras de mí-
¡No pienso quedarme con las ganas! Yo, divertido, me apresuré a entrar en la habitación de Laurtia, aunque justo cuando iba a cerrar la puerta ella empujo desde el otro lado. Así nos quedamos trabados, ella intentando entrar y yo oponiéndome con la fuerza justa como para impedir su ingreso, pero sin cerrar la puerta totalmente.
- ¡Dejame entrar!
- ¿Para que querés entrar?
- No te hagas el tono, dejame pasar que no me pienso quedar con esta calentura.
- Pero yo tengo cosas que hacer...
- ¡Lo único que tenés que hacer ahora es cogerme toda! ¿¿¿ENTENDES???
- Hay, no se... quizás luego -afirmé divertido-.
- ¡¡¡Hijo de puta, si no me dejas pasar en este mismo momento te juro que te mato!!! -exageró Sofía-
- Bueno, bueno -dije finalmente, dejándola pasar- tampoco es como para matarme.
- Vení para acá -dijo ella con cara de desesperación, mientras me tiraba sobre la cama- te voy a sacar las ganas de hacerte el loco conmigo.
Yo quedé recostado sobre la cama con la cadera casi en el aire y los pies aún apoyados sobre el piso, ella se paró a mi costado, y pasando una de sus piernas sobre las mías quedó dándome la espalda. Entonces comenzó a descender mientras con una de sus manos dirigió mi pija hacia la entrada de su vagina.
Estaba tan húmeda que no tubo ninguna dificultad en entrar toda de primera, entonces comenzó a cabalgar sobre mi pene, con una intensidad cada vez mayor. Volvieron los jadeos y los gemidos de placer, mientras yo me deleitaba observando su precioso culo que había quedado frente a mi.


CONTINUA MAS ABAJO...

andymima no está en línea   Responder Citando
 
Page generated in 0,08440 seconds with 11 queries