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Antiguo 27-12-2011 , 11:27:03   #2
andymima
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andymima el Usuariox se nos esta haciendo popularandymima el Usuariox se nos esta haciendo popular
  
Post Respuesta: Luego del reencuentro, a solas con mi cuñada y mi sobrina (continuación)

- ¿Como te fue?
- Mas o menos -dijo molesto Ruben-, no pude terminar todos los trámites y en un rato tengo que ir buscar a Laurita para llevarla a no se donde me dijo...
- ¿¡Pero acaso no puede ir sola!? Nuestra hija ya está grandecita...

- ¡Estas loca! Con la cantidad de delincuentes que hay en la calle, ni loco la dejo ir sola. Mucho menos si tiene que volver por la noche. ¿Vos no podes ir a buscarla?
-le preguntó a su mujer-

- Imposible, debo que terminar si o si el borrador que tengo que enviar a la editorial, sino me paso del plazo que me dieron y luego no me publican.

- Si quieren puedo ir yo
-propuse-.

- Pero... recién volvés al país y ya te vamos a joder
-dijo Ruben-.

- Nada de eso, todo bien. Además ya pude descansar un poco y tengo ganas de reencontrarme con la ciudad.

- ¡Sos un divino!
-exclamo Sofía probocando que me sonrojara-
Me pasaron la dirección y fui a buscarla. Al llegar allí esperé en la puerta de la universidad a que saliera. Tardó unos minutos cuando por fin la vi llegar junto con dos amigas. Una de ellas era pelirroja, de cabello lacio por debajo de sus hombros, bastante alta y delgada. No parecía tener grandes pechos pero lo que me llamó la atención fueron sus labios carnosos. La otra jovencita era castaña, bajita y más corpulenta, sin llegar a ser gordita. Eso sí, tenía unos pechos que parecían a punto de saltar. Para colmo, la camisa que llevaba puesta le quedaba muy justa, los botones podían salir despedidos de un momento a otro.
- ¡Hola tío! -dijo Laurita mientras me abrazaba y me daba un piquito en la boca-
- Hola
-respondí tímidamente, sorprendido por aquella actitud frente a sus compañeras de clase-.

- ¿No les dije que era un divino?
-le preguntó a sus amigas, que me miraban provocativamente-

- Te vine a buscar porque tu padre...

- ... Si, si, ya se. ¡Es un pesado! Quiere cuidarme todo el tiempo. Pero bueno, ahora me vas a cuidar vos. Nos vemos chicas...

Se despidió de sus amigas, las cuales aún tenían sus ojos clavados en mi. Me tomó de la mano y sinchándome comenzó a caminar con prisa.
- ¿A donde vamos?

- Ya vas a ver tío, te va a encantar.

- Pero no tenías que ir a buscar algo, tu padre me dijo...

- Yo siempre le invento cosas a papá de que tengo que ir para aquí o para allá para que me deje un poco tranquila. A veces hago que me deje en un lado y cuando se va me voy para otro. ¡Ya te dije que es un pesado!

- Bueno, pero no te meterás en problemas.

- Yo quiero meterme muchas cosas tío.
Bastaron esas palabras para que mi pene comenzara a endurecerse, la verdad es que aquella pendeja sabía como calentarme.
Llegamos entonces a una casa abandonada y nos detuvimos un momento frente a ella. La construcción era bastante antigua y evidenciaba un deterioro importante. El terreno era bastante grande, el jardín seguramente no recibía ninguna atención desde hacía mucho tiempo, por lo que lucía muy descuidado. Era claro que aquella casa había estado deshabitada por años, décadas quizás.
- Esta es “la guarida”, como la llamamos en la facultad. Aquí venimos a divertirnos cada vez que podemos.
- ¿Ah si? Y vos venís seguido.

- Como te dije, venimos cada vez que podemos...
Comenzamos a entrar al terreno y llegamos hasta una puerta lateral, la cual estaba abierta. Laurita entró rápidamente y yo la seguí. El aspecto dentro de la casa no era mejor por dentro que el visto afuera, sin embargo me llamó la atención que en algunas habitaciones que fuimos pasando habían camas y sillones que parecían bastante nuevos. Mi sobrina me contó que esos muebles los iban trayendo cuando podían los propios estudiantes de la facultad, para estar más cómodos...
Sentí entonces algunos ruidos que me inquietaron, pero Laurita me dijo que no me preocupara, seguramente serían otros estudiantes que estaban “de visita”.
Me metió entonces dentro de una de las habitaciones y cerró la puerta dejándonos momentáneamente a oscuras, sentí que abría su mochila y sacaba algo de allí. Instantes después se encendía una luz azulada que provenía de una especie de linterna. Como la casa tenía cortado el servicio de electricidad, lo estudiantes venían preparados... Laurita dejo la linterna apoyada contra el piso de forma que toda la habitación recibía algo de aquella luz, que tampoco era muy potente que digamos. Entonces caminó hacia mí y fue con una mano directamente hacia mi paquete, al tiempo que aproximó sus labios a mi oído.
- No pude estudiar, tío.
- ¿Que?
-pregunté sin entender-

- No pude estudiar nada por tu culpa.

- ¿Por mi culpa?

- Si, por tu culpa... estuve todo el día imaginando que me cogías y no me podía concentrar. Tenés que solucionar el problema...

- Bueno, no se. ¿Como querés que lo solucione?
-tengo absolutamente claro que esa respuesta fue muy estúpida, pero en ese momento mi mente era una caldera-

- Bueno, yo creo que la mejor forma de que mis fantasías no me distraigan durante las clases es hacerlas realidad. Así podré volver a concentrarme ¿no te parece?
-dijo mientras bajaba el cierre de mi pantalón y metía su mano dentro, acariciando mi pene.

- S...si, supongo que sí.
Me quité la camisa que traía puesta mientras ella me bajaba el pantalón y los boxer que traía. Como había sucedido en el baño esa misma mañana, se lanzo con su boca abierta sobre mi pija, metiéndola lo más adentro que pudo. Pero como antes, no logró introducirla toda ella sola. Sentía como su lengüita jugaba de un lado a otro con mi pija dentro de su boca, lo cual me resulto delicioso. Luego comenzó a succionar con fuerza, tanta que temí por un momento que fuera a lastimarme, pero el placer era tan grande que la dejé seguir.
Cuando ya tenía mi erección a full, sacó mi pene de su boca y se puso de pié. Caminó hacia un sillón viejo que había contra una pared, mientras se sacaba la blusita que traía puesta. Apoyó sus rodillas sobre el asiento mientras recostó sus antebrazos y cabeza en el respaldo, de forma que su cola quedaba levantada de frente a mi. Se desabrochó entonces el pantalón y comenzó a bajarlo hasta sus rodillas junto con su ropa interior, dejando su culo al descubierto.
- Vení tío, vení – me dijo con voz de nenita, yo obedecí- ¿Sabes lo que quiero?
- No preciosa, decime que querés.

- Quiero que me rompas la colita. ¿Te gusta mi colita?

- Si nena, me encanta.

- ¡Quiero que la partas al medio!

- Bueno, si vos querés...
Puse saliba en mi mano y me disponía a lubricar un poco su ano, para no lastimarla, pero en ese momento ella tomó mi muñeca deteniéndome repentinamente.
- No tío, así no.
- No entiendo. ¿Que pasa?

- ¡Yo quiero que me rompas el culo, no que me lo mimes!


SIGUE AQUÍ ABAJO (ULITMA PARTE DE ESTE CAPÍTULO)


Última edición por andymima; 27-12-2011 a las 11:33:27
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