Sus brazos comenzaron a retirarse al tiempo que ella rotaba sobre sí volviendo a mirar hacia adelante, sentí que el mundo estaba a punto de acabar. Aguardaba sus primeras palabras mientras mi mente, incapaz de construir en aquel momento un pensamiento coherente, intentaba buscar alguna solución para el problema inminente. Pero mi sobrina no abrió su boca, solo se limitó a apoyar su mentón sobre el respaldo del asiento delantero, guardando silencio. Lejos de calmare, pensé entonces que ella estaría muy incómoda, y comencé a recriminarme en mi mente por aquella conducta. Estaba en pleno autoflajelamiento mental cuando sentí como sus manos me tomaban por las muñecas llevándolas hacia adelante. Sorprendido no atiné a nada, solo me dejaba llevar por ella mientras intentaba comprender lo que sucedía. Cruzó mis brazos sobre su abdomen, justo debajo de sus pechos. De esta forma mis antebrazos sentían la parte inferior de sus tetas, mientras mis manos se esforzaban por no descontrolarse, por lo que se aferraban a mis propios brazos, cerrando firmemente aquel abrazo. Esto provocó que mi sobrina, aprisionada, retrocedieran un poco más hacia mí, con lo que la danza de su culo sobre mi comenzó nuevamente. Pocas veces había visto una cola como aquella, bien firme, paradita y redondita. Bueno, “visto” había visto muchas, pero nunca había tenido una así sobre mi. Mi calentura estaba llegando a niveles muy riesgosos, y aumentaba con cada movimiento que se daba.
En ese momento me di cuenta que mi sobrina se estaba moviendo sin que un pozo o frenada fuera la causa. Ella era quien provocaba ahora la danza de sus caderas sobre mi. Alternaba sutiles movimientos circulares con otros de adelante hacia atrás.
Temí que sus padres lo notaran, pero ambos seguían atentos al tránsito mientras conversaban entre sí. En ese momento mis brazos apretaron un poco más, al tiempo que subieron unos centímetros quedando sobre los pechos de mi sobrina, quien a su ves presionó un poco más fuerte su cola sobre mi mi. A pesar de esto, mis manos permanecían ancladas, autolimitandose para no desatar una situación que podía salirse de control.
Ya mi calentura era tal, que estaba a punto de tener un orgasmo en cualquier momento. Intenté enfriarme, pero cualquier esfuerzo era inútil, aquella jovencita estaba a punto de hacerme acabar irremediablemente. Iba a entrar en la recta final cuando el auto detuvo su marcha.
- Llegamos -anuncio mi cuñada mientras mi hermano ya se disponía a abrir el baúl para comenzar a bajar el equipaje-.
- Laurita, ayuda a tu madre ha preparar el cuarto mientras nosotros bajamos las cosas -dijo Ruben-.Mi sobrina abrió la puerta del coche inmediatamente y obedeció a su padre como si nada sucediera, mientras yo me quedaba al borde de un orgasmo, con la molestia e incomodidad que ello supone. Para colmo mi hermano aguardaba mi ayuda, por lo que ni siquiera podía ir a algún lugar privado a darle alivio a mi exitación. Por suerte él estaba muy ocupado en la descarga de mis pertenencias, por lo que no me prestaba mucha atención y no notó la erección que marcaba presencia en mi pantalón.
Finalmente terminamos de entrar el equipaje, mientras que las mujeres ordenaban el cuarto de mi sobrina. Por unos instantes me dejaron a solas, segundos en los cuales intenté serenarme, ya que mi exitación aún seguía en un nivel muy elevado. Mi hermano me anunció que iría junto a Sofía a hacer unas compras, por lo que se ausentarían una hora aproximadamente. Le pidió a Laurita que me trajera toallas por si quería bañarme, lo cual agradecí mientras se marchaban. Mi sobrina no se encontraba a la vista, pero pude escuchar movimientos en el piso de arriba, donde estaba el dormitorio de sus padres, por lo que supuse que estaba allí buscando la toalla que el habían encargado.
Me dispuse a buscar ropa limpia para bañarme y me calmé pensando que en unos instantes tendría unos momentos de intimidad, donde por fin aliviaría la calentura que tenía entre piernas. En ese momento entró al cuarto mi sobrina con un par de toallas en sus manos.
- Aquí tienes tío, si quieres utiliza el baño de abajo, que te va a quedar más cómodo.
- Bueno, gracias -contesté, mientras me preguntaba si lo sucedido en el auto tendría continuidad ahora que estábamos a solas-.
- Si necesitas algo me dices, voy a estar mirando tele.Su naturalidad me sorprendió y descolocó. Actuaba de tal forma que pensé por un momento que quizás lo acontecido no había tenido de parte de ella una intencionalidad sexual, quizá ella solo estaba aproximándose afectuosamente, y a partir de allí mi exitación había deformado y mal interpretado todo.
Sentí la tele encendida desde el living, por lo que entré al baño casi convencido de esto último, lo cual me hizo sentir como un idiota. Por lo l menos no se había desatado ninguna situación conflictiva, pensé animándome.
Me quité la ropa y abrí la ducha para proceder a mi baño. Mi erección ya no era tan firme, pero aún estaba en un nivel suficientemente alto como para poder iniciar una paja que aliviara finalmente mi calentura. Seguramente aquello me permitiría estar más tranquilo el resto del día y evitar nuevas situaciones incómodas.
Estaba frotando mi pene, nuevamente erecto a pleno, cuando sentí que la puerta del baño se abrió repentinamente.
(CONTINUA PART.3)
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