Esta es una de las notas de mi serie sobre los innumerables esfuerzos de Dinamarca en temas climáticos y de energía limpia, y por qué parecen funcionar. Estoy tratando de descubrir si la “Dinamarquizacion” de las sociedades del mundo podría ser la clave para detener el cambio climático.

Allá por 1970, la planta que convierte residuos en energía, Amagerforbrænding, abrió en las afueras de Copenhague. Con el transcurso de los años, la ciudad fue actualizándola: hoy la planta genera 26 MW de potencia y proporciona calefacción a 140 mil residentes de Copenhague, genera emisiones considerablemente menores que una planta de carbón (aunque produce bastante menos energía que una planta de carbón), y, gracias a ella, únicamente el 3% de la basura de Copenhague termina en un relleno sanitario. Todo lo demás es reciclado o incinerado para convertirse en energía.

La semana pasada realicé un tour por Amagerforbrænding y traté de determinar si este tipo de planta podría incluirse en mi agenda de “Dinamarquización” del mundo. He aquí una serie de videos del funcionamiento de la planta.
El departamento de saneamiento lanza su basura a esta espaciosa, extraña y limpia zona de vaciado. Los camiones vuelcan prodigiosas cantidades de residuos en el núcleo de la planta:

http://www.youtube.com/watch?v=ZXPmhhQ0sLk

Después, una enorme y robótica grúa ordena los residuos:

http://www.youtube.com/watch?v=OGdvHge8sh0

La basura es incinerada en cuatro hornos. Y posteriormente se calienta el agua en calderas hasta convertirla en vapor de alta presión. A continuación es bombeada a través de un sistema de limpieza de los gases de combustión, que elimina los elementos más nocivos asegurándose de que las emisiones cumplan las estrictas normas de contaminación de Dinamarca (el subproducto es lo suficientemente limpio como para que se elimine la necesidad de una chimenea). Entonces el vapor activa una turbina y genera electricidad. Y el calor es capturado y canalizado.

El subproducto sólido del proceso de incineración -- la escoria -- es entonces almacenada para su uso por empresas de construcción, que adquieren los restos.

http://www.youtube.com/watch?v=1Xkt92DH_nI

Parece un buen negocio: la basura se mantiene fuera de los vertederos, se genera energía y el calor es distribuido. Y si es posible la chatarra incluso se reutiliza. El utopianista que hay en mí sostiene que se debería apuntar a reducir el consumo y con él, el flujo de residuos, y que se debería trabajar para integrar más productos de “la cuna a la cuna” en la vida diaria.

Pero aprovechar la energía de la basura en lugar de dejarla pudrir liberando metano es una inteligente y pragmática solución por ahora.