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Antiguo 16-12-2011 , 03:07:08   #2
cab.sinsombrero
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cab.sinsombrero el Usuariox esta entre el bien y el mal
  
Predeterminado Mi tia y su marido (segunda parte)

...continùa.


Después de concederse un pronunciado respiro, su marido recargó las torneadas piernas de mi tía sobre sus hombros, cogió la protuberancia carnosa que sobresalían de entre sus piernas (la visibilidad no era buena) y generando un repentino movimiento dió lugar a un encontronazo pèlvico, el...

- ¡¡Ay!! – de mi tía resonó en las cuatro paredes, creo que el dolor había tocado sus entrañas, su marido, restando importancia al hecho inizió a embestía afanosamente, mientras ella, acentuaba sus lamentos,

- ¡ Ay!, ¡ayyy!, ¡ despacio por favor!, ¡ despacio!

Su marido parecía disfrutar de la situación ya que continuaba imperturbable, a los quejidos, gemidos y soplidos se unió un rumor igual o similar a aquello que provocan los perros cuando toman agua, “chop”, “chop”, “chop” se entremezcló en el ambiente.

En tanto,

- ¡Ay!, ¡ayyy!, ¡despacio por favor!, despaciooo... – gritoneaba mi tía, su marido, en tono sarcástico replicaba,
- ¿¡Querías pinga!?, ¿¡Querías pinga, no?!... ¡esto es pinga!, ¡esto es pinga! - se respondia.
- ¡ Papi me duele!, ¡me dueleeee! – imploraba mi tía, su marido haciendo caso omiso prosiguió con sorprendente ímpetu, cuando...
- ¡ Au!, ¡ basta!, ¡ ya basta!, ¿no entiendes? – dijo mi tía apartándolo de un empujón.
- ¡ Me estas haciendo daño! – protestó enojada.
- Sssh, ¡ esta bien cálmate! – se disculpó su marido esclareciendo que ésta era la posición que lo llevaba fuera de control, mi tía masajeandose el vientre prosiguió aflorando su malestar,

- ¡ Desconsiderado!, ¡ no te aguanto!, ¡ me duele hasta la boca del estómago!.

El silencio trazó una breve pausa siendo interrumpida después por el respiro profundo del marido de mi tía y el consiguiente beso sonoro de ella quien dando por superado el impasse incitó mientras adoptaba una postura ¡ es-pec-ta-cu-lar!

- ¡Hagamos el perrito!

Su marido ni corto ni perezoso se acomodó detrás de ella, instante que aproveché para moverme con la intención de encontrar una mejor posición, y que posición!, ¡ de primera!!, ¡ increíble!!, todo frente a mis ojos, a pocos centímetros de mi naríz, ¡¡ me había procurado un esplèndido panorama!!.

En primer plano tenía al grotesco culo peludo del marido de mi tía cuyo “brutal” mazo de carne pendolaba desafiante, era enorme, no había visto antes una “cosa” similar, ésto, pensé, podría ser una de las respuestas al por que mi tía se lamentaba tanto, por otro lado, ella, para satisfacción de su marido (supongo) y mía por supuesto, dichosa contoneaba su monumental culazo aireando a voluntad a sus gruesos labios vaginales recamado de vellos, estaba “mojadita”, la ténue luz de la lámpara y aquella amarillenta de la calle le daban un brillo particular, despedía un penetrante olor a “mar abierto”, sucesivas bocanadas de ésta no bastaron para aplacar la ansiedad que internamente me martirizaba, a tal punto, en completo estado de excitación, casi sin darme cuenta mis manos manoseaban a mis genitales, había mojado la parte frontal del calzoncillo, no alcanzé a entender como sucedió, ni cuando.
Entretanto, el marido de mi tía restregaba su turgente carnosidad entre los labios vaginales de mi tía, quien, moviendo el trasero exigía,

- ¡ Mételo!, ¡ mételo ya!

Su marido no se hizo esperar, posicionó su grueso “instrumento” al ingreso de la cavidad carnosa de mi tía y dando un topetazo violento la impulsó hacia adelante, al cabecear contra el respaldar, soltó un quejido seco,

- ¡ Ufff ! – a continuación,
- ¡ No!, ¡ todo no!, ¡ todo nooo!, ¡ aaah!, ¡ aaah!

En esta oportunidad, su marido no hizo nada para acallar las escandalosas manifestaciones de mi tía pues se empecinba en bombear al ritmo de sus características bufadas (deseaba fervientemente estar en su lugar para probar aquello que venía probando).

Desembarazados, bregando en el desenfreno, dentro de este ambiente cálido, extracolmado de pujanzas, quejidos e intenso olor a sexo me habían relegado al olvido, pero sin querer, ¡¡estaba participando!!, mi cuerpo obedecía al traqueteo de la cama, la cama a los frenéticos impulsos del marido de mi tía, mi tía sujetandose al respaldar atenuaba con sus nalgas las enérgicas embestidas de su marido amortiguandolas deliciosamente, a un cierto punto su marido se empinó sobre ella, con una mano topeteaba la cabellera de mi tía al encuentro de los embistes y con la otra palpaba desordenadamente a una de sus caderas, esta vez, la visibilidad era perfecta, la abertura rosacea de mi tía, así como, el “instrumento venoso” de su marido se encontraban completamente ensopados por una
sustancia viscosa que destilaba abundantemente quien sabe de cual de las dos partes, a este punto, en medio de esta gran confusión comencé a preguntarme sin tratar de encontrar respuesta alguna, ¿como era posible que el sexo de mi tía podía alojar, es mas, soportar los violentos cabezasos de aquel grueso “animal” que entraba y salía a libre antojo?, viendo a mi tía agitar su rostro contra la almohada, ahogar a mitad en ella sus desgarradores quejidos supuse que probablemente estaba sacrificando su integridad para complacer a su embrutecido marido que arremetía sin miramientos, razonamiento apresurado, totalmente fuera de lugar, lo confirmaban las compactas enculadas que daba, los bulliciosos nalgasos que ella misma se propinaba, sobre todo los angustiosos gritos que exteriorizaba pidiendo que se la empujara,

- ¡ Todo!, ¡ todito!, ¡¡¡ahora si revientame puto mío!!! - decía.

Concentrado en sus esfuerzos, como respondiendo a sus requerimientos su marido aceleró sus movimientos reincidiendo en los implacables encontronazos de su saco escrotal contra el triángulo pélvico de mi tía, su pronunciada agitación se hacía cada vez mas *******ante, cuando, con palabras entrecortadas por la fatiga alcanzó a decir,

- ¡ Voy a terminar!, ¡ ábrete perra!, ¡ ábrete puta!

Mi tía asistiendo al preaviso levantó el trasero, ayudandose con sus manos separó sus nalgas a tope y...

- ¡ Sí!, ¡así!, empuja todo!, ¡ descarga aquí tu leche!

Su marido retorciendose bruscamente resopló por última vez,

¡ La leche!, ¡ la leche!, ¡ oh!, ¡ah!, yaaaaaaaa...

Ella, en simultaneo,

- ¡ Ah!, ¡ ah!, ¡ ya!, ¡ ya!, ¡ se me viene!, se me vieneee... – seguidamente los espasmos,
- ¡ Ya, siii, no!, ¡ yaaa!,oooh, ¡ aaaiiioooooo!, ¡ aaaaah!

La habitación mudo testigo quien sabe de cuantas batallas carnales hizo eco a cada una de estas exclamaciones como queriendo perennizarlas, mientras mi tía aferrada firmemente a la cintura de su marido intentaba persistir casi reclamando,

- ¡ No!, ¡ no lo saques!, ¡ todavía no!

Su marido hizo poco o nada para contentarla, sus movimientos se fueron extinguiendo lentamente, un prolungado silencio y comentó,

- ¡ Ufff !, ¡ que cachada!, ¡ somos unas bestias!
- ¿Somos?, eres - alegó mi tía.

El silencio comenzó a tender su manto envolviéndonos sin prisa, cuando, de un momento a otro el marido de mi tía se levantó sobresaltado,

- ¿Qué pasa? - se asustó ella.

- ¡ El muchacho! , ¡ el muchacho ! - repetía mientras se me acercaba, diría, exageradamente que advertí su agitada espiración, sobre todo su recargado aliento a tabaco y alcohol que me estimulaba a descargar un estornudo, gracias a todos los santos logré eludir el apuro.

- ¿Esta dormido? - preguntó mi tía,

Su marido, respondió aliviado,

- Como un angelito.

Y yo… estaba “profundamente" dormido (aparentemente), no se imaginaban que había visto todo, en vivo, en directo y a “colores”.

Después de repasar cada una de las escenas, insistiendo en aquellas enrevesadas e inverosímiles, todavía, excitado, absorto é incapaz de responder una de las tantas interrogaciones que rondaban por mi cabeza, esta vez sí me quedé dormido.

Autor: Caballerosinsombrero


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El próximo capítulo mi tía y yo


Última edición por cab.sinsombrero; 16-12-2011 a las 03:13:34
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