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cab.sinsombrero el Usuariox esta entre el bien y el mal
  
Predeterminado Mi tia y su marido (primera parte) Calificación: de 5,00

Los mejores licores

Como lo habìa prometido aqui la versiòn completa de mi "Tia y su marido" que lamentablemente DARREL649 publicò como "espiando a mi tìa" (publicaciòn parcial sin mi autorizaciiòn).
Espero que los moderadores tomen carta en el asunto.



Aquella mañana de octubre el sol apareció “golpeando” la ventana mas temprano que nunca, mi madre, con habitual puntualidad nos despertó recordardandonos que había llegado el día largamente esperado, apenas terminó de hablar, se desató un ajetreo que puso los nervios de punta a todos los integrantes de la casa, incluso a “tarzán”, nuestro envejecido can que, normalmente dormitaba al costado de la puerta pero esta mañana de cielo azul al verse disturbado, salió a desquitarse con el vecino exacerbando mas aún nuestro estado de ánimo.

Con ese entusiasmo que se tiende a involucrar a propios y extraños nuestra familia se disponía a celebrar el cumpleaños de nuestra abuela materna, como es de imaginar, la inquietud merodeaba anticipadamente por todos los ángulos de nuestro ámbito, en lo que a mi respecta, no consiguiendo desentenderme de “tamaña” manifestación sin alternativa tuve que seguir la corriente, y no es que había perdido el interés, solo que, como regularmente sucedía imaginé a los adultos inmersos en sus quehaceres y regodeos, mientras nosotros los “menores” , forzados a una larga jornada de aburrimiento abandonaríamos la reunión cuando ésta quizás comenzaba a ponerse interesante, al llegar la noche, el ambiente se caldeaba con las disparatadas de los mayores embriagados, en fin, precipitado el momento, me encontré saludando a mi abuela quien empapada en lágrimas por la emoción me apretujó y besuqueó
confundiéndome con no se quien, me incomodó el hecho, pero sus ochentaitantos años, la masiva concurrencia y la confusión del momento justificaba de alguna manera este desliz, yo mismo, en general, no sabía exactamente a quien venía estrechándole la mano, saludando por saludar aceleraba el paso tratando de culminar con este tedioso formalismo.

Contrario a mi pronóstico el ambiente se presentaba acogedor, mis tíos, los gestores de la fiesta no paraban de alardearse por ésta, según ellos, perfecta organizaciòn, en efecto, respecto a las precedentes oportunidades cualquier mejoría se divisaba, por sobre todo, el espacio aquel que en innumerables ocasiones brilló por su ausencia, esta vez se hacía realidad prometiendo diversión por igual para todos, de comer y beber ni comentar, si la abundancia fuera un pecado a promotores e invitados no nos quedaría otra que el mismísimo purgatorio.

Sin preámbulos, ya inserido en la algarabía coincidía en pleno con los de entorno a mi edad, conforme avanzaba la tarde, el jolgorio iba en aumento, así como el brindis en los “mayores” quienes entre risas y tropezones comenzaron a bailar formando un circulo, al medio de esta, mi abuela hacía todo lo posible para seguir el ritmo de sus circunstanciales parejas quienes a turno no la dejaban “ni respirar”.

Pasado las diez de la noche, mi tía Dori (hermana menor de mi mamá) y su marido decidieron retirarse, se acercaron a los míos para despedirse y no se por que pedí acompañarlos, mi madre no se opuso, dirigiéndose a ambos preguntó si era posible, mi tía respondió que no había inconveniente, autorizada mi ocurrencia abordamos el automovil del marido de mi tía y partimos, en el trayecto, tras el acuerdo de ambos para continuar libando, nos detuvimos en un autoservicio donde el marido de mi tía se procuró varias botellas de cerveza, apenas llegamos a su casa, él mismo se apresuró en llenar dos vasos con esta bebida y un tercero de cóctel de fruta, alcanzandome este último, invitó a brindar por la salud de todos, tras sucesivos “chin-chins” de vasos repletos de cerveza, entre ellos lógicamente, cuando la noche comentó a hacerse “larga”, lo digo por mí que ya dormitaba en el sofá, mi tía poniéndose de pie me dijo,

- ¡Huy, es tarde!, ¡anda acuéstate!

Sus palabras me cayeron como un baldazo de agua fría, la verdad no había considerado esta posible decisión, ella, al notar mi desconcierto me preguntó,

- ¿Qué pasa?, ¿no quieres ir a dormir?
- Nnn…no - respondí tìmidamente.
- ¿Por qué?
- Tengo miedo - le dije.

Efectivamente, era víctima del pavor ya que meses atrás había fallecido su suegra en esta casa, es mas, precisamente en aquella estancia la cual supuse tenían pensado asignarme.
Mi respuesta la dejó pensando, habló musitadamente con su marido y acariciando mis hombros precisó,

- No te preocupes, por esta vez dormirás con nosotros, pero antes te me vas al baño, haces lo que tienes que hacer y vienes a mi cuarto para acostarte, ¿ok?

- Si, si, - respondí aliviado.

Cumplí con lo indicado y brincando de contento me dirigí al dormitorio de ellos, al ingresar a este... ¡sorprendí a mi tía desvistiendose!.
Una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo dejándome paralizado bajo el umbral de la puerta, pasmado, boquiabierto me quedé observando sin saber que hacer, mi tía al advertir mi presencia,

- ¡Pasa!, ¡no te quedes ahí parado!

Diciendo esto con total normalidad continuó con lo que venía haciendo, se giró dandome la espalda y… mis ojos abiertos a tope iniciaron a procurarse la panorámica de su cuerpo, cada parte del mismo centelleaba dosis de delirio, su larga cabellera, sus delicados hombros, la sutileza de su cintura que encontraba apoyo en sus amplias caderas, sobre todo su imponente trasero cuyos glúteos redondos permitían apenas asomarse al minúsculo calzón rosado que parecía sucumbir asfixiado, sus piernas perfectamente torneadas sobre colmaron a este “mixing” de emociones trajinandome al extremo.

- ¿Me ayudas a desabrochar el brasier?
- ¿Eh?... ¿yo?, no... si, si, pero, ¿no se como hacerlo?
- Fácil, solo tienes que empeñarte.

Sin poder rehusarme me acerqué a ella temblando como una gelatina, infundiendome valor abarroté mis pulmones de oxígeno e inicié a manipular a los minúsculos corchetes, desengancharlos no me fué difícil, luego, mi tía al terminar de liberarse de esta su prenda se colocó una bata semitransparente y al volverse, ¡¡¡"miércoles" !!!... sus exuberantes glàndulas mamarias saltaron a la vista, ¡¡balanceabance sugerentes!!, acompasando a su caminar, sus pezones oscuros punzaban atrevidamente aquel tejido de seda dejando entrever dos botones en alto relieve, ¡¡que bella mujer!! - dije a mis adentros, sin exagerar la madre natura había hecho de su cuerpo una obra de arte, estaba fascinado, embobado o ¡¡no se que mierda!! (disculpen la euforia), a la descarga eléctrica que había remecido mi cuerpo se sumó un escalofrío intenso, cuantiosas gotas de sudor frío se desprendieron de mi frente.

Habría detenido al tiempo (de ser posible) para continuar deleitándome con su relumbrante belleza, su voz, me sustrajo de aquel imposible.

- ¿Qué esperas para acostarte?
- Sssi, si, en-se-gui-da – respondí tartamudeando.

Sin perderla de vista me despojé lentamente de mi vestidura y me acomodé a la patiadera de ellos.

Todo esto sucedía mientras el marido de mi tía se encontraba en el baño, me imagino, el rumor del fluido de agua provenía del cuarto pequeño, al rato, mi tía se retiró de la habituación y yo dejé escapar al morbo evocando las imágenes que me habían dejado embelesado, pasado el tiempo, no se cuanto, me quedé dormido.

Cabe indicar que mi tía es alta, de contextura regularmente gruesa, a la fecha tendría 27 años, su marido de igual estatura, lozano, mayor que ella le llevaba por más de quince (apróx.) y no tenían hijos.

De un momento a otro desperté aturdido, el dormitorio se encontraba iluminado por una pequeña lámpara angular y el reflejo de la luz artificial que atravesaba el enorme ventanal, al otro extremo de la cama se oyó la voz recurrente de mi tía.

- ¡ Vamos!, ¡házme tuya !.

Su marido intentaba tranquilizarla.

- ¡ Espera un poco más, el niño todavía no se duerme!.

Mi tía insistía,

- ¡ Dámelo ya !, ¡ no aguanto !

Mi corazón de un porrazo aceleró sus latidos poniendo en alerta a todos mis sentidos, mi curiosidad aumentaba a medida que avanzaba el tiempo, el marido de mi tía, reiterando su llamado a la calma dejó transcurrir interminables minutos para después de tanta insistencia levantarse de la cama y solapadamente acercarseme con la clara intención de comprobar si ya dormía o menos, yo anticipandome a la idea junté los párpado fingiendo sueño profundo.
“Verificada” la situación, el marido de mi tía entusiasmado dijo,

- ¡ Agámoslo!, ¡el niño duerme!.

Rápidamente se quitaron la ropa de dormir quedando completamente desnudos, mi tía tumbandose boca arriba, comenzó a insinuarse sobando su bajo vientre,

- ¡ Ahora sí complace a tu puta ardiente !

Su marido se acomodó sobre ella, besuqueó su cuello insistentemente y alzando ligeramente la retaguardia inició a moverse, mi tía, no tardó en soltar escandalosos gemidos.

- ¡ Ah !, ¡ aaah !, ¡ aaaaaah !, ¡ s i!, ¡ siii ! – inmediatamente su marido le cubrió la boca,

- ¡Cállate, el niño se va despertar ! – ella, continuó balbuceando frases incomprensibles, mientras él se reprendía recuperando la homogeneidad de sus movimientos, apenas le retiraba la mano,

- ¡Sí!, ¡así!, ¡dámelo!, ¡ahí!, ¡ahíííí! - mi tía vociferaba contorsionando su cuerpo extrañamente.

- ¿Te gusta?, ¿te gusta?, - preguntaba su marido,

- ¡ Si papi !, ¡ rico !, ¡ sigue !, ¡ sigue así!, ¡ah!, ¡aaah!

Mi tía Dori había seguido una inexplicable transformación, yo que siempre observé en ella a una mujer seria, estrictamente reservada, ahora que la escuchaba y veía en esta inusitada situación me costaba creer que se trataba de ella.

Las embestidas de su marido habían alcanzado un ritmo impresionante, soplaba y resoplaba ininterrumpidamente, cuando repentinamente mi tía tratando de zafarse se hizo a un lado,

- ¡Cuidado se te viene!, ¡cambiemos de posición!. - su marido algo descompuesto le sugirió piernas al hombro, ella gesticulando su inicial desacuerdo aceptó recalcándole que lo hiciera despacio.

Continùa...



Autor: Caballerosinsombrero/[email protected]

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