Al verla allí toda a mi disposición, sin dudarlo un segundo metí mi lengua en ese mar de líquidos que era en ese momento ese chocho… me sabía a gloria, saladito rico, con un olor exquisito, no quería que se desperdiciara una gota de esa espectacular chorriada que Cris se estaba pegando.
Los gemidos de ella fueron subiendo de tono y si no fuese por el efecto del alcohol, el ketotifeno y la tía de mi hijas que se las llevó el fin de semana, me habrían descubierto.
Al ver que nadie me sorprendería me despojé del calzoncillo, que era lo único que me cubría, y sin echarle más mente penetré ese formidable pan hasta el fondo, Cris lanzó un quejido que tal vez los vecinos escucharon, pero en mi casa nadie más que yo, y comencé a clavárselo fuertemente como a una perra en celo… la volteé y quedé fascinado, que par de tetas tan lindas, medianitas de tamaño, muy bien paraditas, firmes con un par de pezones duros por la excitación mirando hacia el techo, una areolas café claras divinas, una cintura preciosa, con un hombligo artísticamente hecho y una cuquita hermosa, depilada en su totalidad, abierta esperando recibir mi pene… me sorprendió mucho ver sus ojos semiabiertos, y dudé en que de pronto se diese cuenta quien era que se la estaba comiendo, pero al notar que estaba como en trance seguí con mi trabajo.
Me dedique a ese par de senos, jóvenes, lindos, a acariciarlos una y otra vez, recorrerlos con mi lengua, chupándoles uno por uno y luego los dos a la vez, la forma de gemir Cristina me daba a entender que le estaba gustando y que mas de un orgasmo ya había experimentado. Poco a poco fui bajando hasta su ombligo, una obra de arte, y luego de jugar un rato con él, me dedique a recorrer todo su pubis con mi lengua, a atrapar entre mis labios sus carnosos labios mayores, a pasar muy rápidamente la punta de mi lengua por su clítoris, haciéndola estremecer cada vez, a lamer y besar la parte inferior de sus muslos, hasta que después de un rato jugando a si, casi que a la fuerza me tomó de la cabeza e hizo que le metiera la lengua hasta el fondo de su cueva…empecé a hacerle una mamada de chocha como ninguna, sus gemidos y fluidos hicieron que mi pene deseara solamente penetrarla, me subí encima suyo y la penetré muy lentamente, empecé a besarla y sentir lo rico que sabe esa hermosa boca, poco a poco y al ritmo de sus caderas y gemidos fui aumentando mis embestidas, hasta que mi testículos chocaron fuertemente con su vulva, ambos gemíamos como animales…le besaba los labios, los senos, metía mis dedos en su boca, y ella me los succionaba de una manera exquisita hasta que después de una media hora, en la que le dí mucho pene me vine en sus entrañas… ni por un momento pensé en venirme fuera de ella, quería dejarle mi semen dentro de su vientre.
Cansado y sudoroso la seguí masturbando con mis dedos pues aún pedía más… luego de 15 minutos de masturbación lanzó un agudo gemido que acompaño de un interminable chorro de líquidos vaginales.
De inmediato pensé regresar a mi habitación pero caí en cuenta que tenía que cubrir ese acto… una cama totalmente mojada al otro día no sería fácil de explicar. Le quité la ropa a Mario e hice que se durmieran abrazaditos.
Volví a mi cama totalmente satisfecho, abracé a mi esposa, le besé la frente y me dormí con todas mis ansias realizadas.
Al otro día los muchachos se despertaron tarde, después de que Amanda y yo tuvimos sexo mañanero muy satisfactorio.
Creo que por los efectos del alcohol ninguno de los dos sabe que esa noche pasó algo diferente para todos.
Por mi parte no sé si podré volver siquiera a ver desnuda a Cris, pero no podré olvidar lo rico que la pasé ese día… estoy pensando muy seriamente en hacer una fiesta con mucho licor o salir con ellos a rumbear y emborracharlos a ver si pasa de nuevo…
Cualquier cosa yo les estaré contando mis amigos de Denunciando.