Paris Hilton no pudo resistirse a la mirada tierna de un pequeño perro callejero que se cruzó en su camino y terminó invitándole un plato de filetes la mar de jugosos para que el pobre se diera un festín de los buenos.
Y es que es bien sabido que a la multimillonaria le molan los caninos, tanto que por su mansión han pasado decenas de ellos.