Mona Simpson, es la hermana de Steve Jobs, apellidan diferente porque de bebé Steve fue adoptado por otra familia.

Mona el día 30 de Octubre 2011 escribió un muy sincero y sentimental post en el New York Times acerca de los últimos días de su hermano, y compartío con el mundo como fueron las últimas horas de Steve Jobs:

Su respiración cambió. Se convirtió en grave y deliberada, intencionada. Noté como empezó a contar cada uno de sus pasos nuevamente, esforzándose más que antes.
Esto es lo que he aprendido: él también estaba trabajando en esto. La muerte no le pasó a Steve, él se la consiguió.

Steve me dijo cuando se despedía, que lo sentía, que sentía mucho el no poder envejecer juntos como lo habíamos planificado, y que ahora se iba a un lugar mejor.

Dr. Fischer le dio un 50/50 de posibilidad de sobrevivir esa noche.

Pero pasó con vida toda la noche, Laurene acostada a su lado en la cama. A veces bruscamente cuando hubo una pausa más larga entre sus respiraciones, ella y yo nos mirábamos, entonces él exhalaría un profundo aliento y comenzaría de nuevo a respirar normalmente.

Esto tenía que suceder así. Incluso ahora, Steve tenía un perfil muy apuesto, se veía hermoso, el perfil de un absolutista, un romántico. Su aliento parecía el de una persona caminando por un arduo y empinado camino, a la altitud.

Steve parecía estar subiendo.

Pero con esa voluntad, esa ética de trabajo, esa fortaleza, también había lugar para la dulce capacidad de Steve por el asombro, la creencia del artista en el ideal, como una obra de arte, de verse más bello con el tiempo.

Las últimas palabras de Steve, horas antes de su muerte, eran monosílabas, y se repitieron tres veces.

Antes de embarcarse, Steve miró a su hermana Patty, a continuación, durante mucho tiempo a sus hijos, luego a su compañera de la vida, Laurene, y sobre sus hombros se fue.

Las últimas palabras de Steve fueron las siguientes:

OH WOW. OH WOW. OH WOW.