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Antiguo 28-10-2011 , 14:20:22   #13
chido666
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Kaffeetrinker 2 Respuesta: Alicia y sus cuñados.

Se retiraron carcajeándose de mi suerte, al escuchar que cerraban la puerta, todavía esperé unos minutos más, y luego, presuroso, me fui al pasillo, hasta la ventana de nuestra recamara, rezando para que Alicia dejara abiertas las cortinas y me dejara ver como se la metían.

Tenia suerte, las cortinas no estaban corridas y no habían apagado la luz, se miraba perfectamente el interior de nuestra recamara. Era una recamara muy grande, en la cual había tres camas, las cuales eran utilizadas en el día, por mi suegra, para acostar a su nietos pequeños.

Rogelio, estaba acostado en la cama, boca arriba, sobresalía su prominente barriga, pero también su largo y grueso garrote. Su pecho estaba lleno de vellos cafés, parecía un oso de tantos pelos que tenía, hasta la espalda la tenia peluda.

Alicia, con los ojos lujuriosos, se montó sobre él. Su pierna izquierda estaba de rodillas en la cama, a un costado de la cintura de Rogelio, y la planta del pie, de su pierna derecha, pisaba firmemente el ras de la cama, en el otro costado de Rogelio, con su mano izquierda se apoyaba en el velludo pecho de su cuñado, mientras su mano derecha sujetaba fuertemente, la enorme reata de mi concuño, y trataba de ubicarla en la entrada de su conejito. Mi esposa tuve que levantarse un poco más, y parar más sus enormes nalgas, para situar la tremenda anaconda en su raja. Se dejó caer lentamente, rotando su cintura en círculos. Su rostro reflejaba la enorme excitación que su cuerpo experimentaba. Entrecerró sus hermosos ojos verdes, abrió la boca, y se dejó caer un poco más, desapareciendo en sus entrañas, la roja cabeza, de la verga de Rogelio.

Mi mujer gemía, como nunca la había escuchado. El garrote de Rogelio se miraba descomunal desde mi posición, parecía imposible que tamaño grosor de carne, le cupiera en la panochita, a mi querida esposa. Alicia, desesperada, rotaba en círculos su cintura, como si danzara un baila hindú, se metió un poco más, la gruesa verga de su cuñado, para luego rotar, sacarla un poco, volver a dar círculos a la cintura, y empótrasela un poco más. Su celestial rostro, hacía muecas, como si le doliera, luego separó los labios de su linda boquita mamadora, emitió un leve gemido, abrió sus lindos ojos, se mordió el labio inferior, y se dejó caer con fuerza, enterrándose la gruesa verga de Rogelio, hasta el fondo de sus entrañas. Contemplé estupefacto, como se tragaba cada centímetro de carne, hasta que chocaron sus prominentes nalgas con los peludos y pesados huevos de su cuñado.

-¡Aaaay! ¡Que rico! –Gritó mi mujer, llena de éxtasis-. Ya tengo toda tu vergota dentro de mi panocha, grandísimo cabrón. Así querías tener a la hermana de tu esposa, totalmente ensartada por tu inmensa vergota, ¡eres un desgraciado! Siento que me re-estiras todos los pliegues de mis labios vaginales, cabrón. Te odio cabrón, si no fuera porque tienes una vergota tan rica, ¡Ah! Como me matas desgraciado. ¡Ah! ¡Ay! ¡Rico! ¿Por qué me gusta tanto la verga, Dios? ¡Si! ¡Que rico!

Mi verga estaba tan dura que me dolía, Así que la extraje de mis pantalones y comencé a pajearme mientras atisbaba como ensartaban a mi dulce esposa. Presenciaba asombrado, como rotaban las enormes nalgas, alrededor de la reata de Rogelio, tratando de agrandarse la panocha, para que no la lastimara. Comenzó a subir y a bajar lentamente. Cada que subían sus cachetes, dejaba al descubierto, el largo y grueso plátano de Rogelio, completamente embadurnado de su néctar. Luego, bajaba sus paradas nalgas, hasta que chocaban con los gordos y peludos huevos de mi concuño, despareciendo la moronga de su cuñado como por arte de magia.

Roberto se subió a la cama, se situó de pie, a un costado de Rogelio, y tomando la cabellera de mi esposa, le enterró la larga y gruesa verga en su boquita. Alicia arreció sus movimientos a una velocidad vertiginosa, mientras mamaba la verga de Roberto con frenesí. Rogelio ni se movía, mi mujer era la que hacia todo el trabajo, prácticamente se estaba cogiendo a su cuñado. A una velocidad insospechada, se sacaba el grueso garrote, hasta casi mirar el rojo glande, para luego, clavársela hasta el fondo, luego rotaban fuertemente sus nalgas, entrelazando los vellos de ambos pubis. Sus melones se mecían en movimientos oscilatorios, sensuales, hipnóticos, hasta que Rogelio los cogió con ambas manos, mientras gruñía y gritaba desesperado.

-¡Toma puta! Te dejo todos mis mecos en tu matriz, y Dios quiera y te haga un bebe. Toma y toma, toma otro chisguete más, eres una putita come-vergas, me encanta como tu panocha, me exprimes la reata.

Alicia siguió rotando sus blancas nalgas, alrededor del vientre de Rogelio, hasta que salió una verga completamente mojada, aguada, pero aun larga… La verga de Rogelio, estando en reposo, era más grande que la mía.

Roberto, le dio vuelta a mi mujer, y se situó entre sus piernas, la tomo de las corvas, y se la empotró de un envió; mi esposa soltó un largo gemido de satisfacción, mientras Roberto meneaba su cintura con frenesí, comenzando un mete y saca violento. Las enormes tetas de mi señora, se mecían ondulatoriamente con el movimiento impetuoso. La cabecita de mi mujer quedó colgando a un costado de la cama; Rogelio aprovecho para meter su semi parada verga en la boca de mi señora.

Mi diminuto pene, escupía en la pared, dos fuertes chisguetes de esperma, las piernas se me doblaron, estando a punto de desfallecer, pero me repuse rápidamente. La verga se me arrugó y en cuestión de segundos se encogió hasta casi desaparecer. La guarde bajo mis pantalones y miraba orgulloso, como mis concuños, preferían cogerse a mi esposa en lugar de la suya, como se meneaba el hermoso cuerpo de Alicia, como besaban y taladraban todos los rincones íntimos y ocultos, de mi linda esposa… Al fin, sus dos cuñados, conocían como yo, cada rincón de su piel, su aroma, la suavidad y tersura de su piel, sus agujeros íntimos y prohibidos. Estaba orgulloso de mi esposa, al fin sus cuñados comprobaban el carácter fogoso de Alicia, su insaciable amor a las vergas, y la infinidad de orgasmos que tuvo esa noche.

Cuando me retire de la ventana, Alicia estaba de rodillas sobre la cama, su rostro estaba pegado al colchón y Roberto le embutía iracundo su gruesa reata, una y otra vez, insensible a los fuertes quejidos de mi ebria esposa.

Regresé a mi lugar, me senté y pacientemente me fumé un cigarrillo hasta terminármelo, contemplando la magnificencia de la bóveda celeste, el brillo de las estrellas…hasta que me dormí realmente.


Conitnuará....




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ESTUDIO CIENTIFICO
Un científico norteamericano descubrió con sus estudios que las personas que no tienen suficiente actividad sexual leen los e-mails y/o los Post con la mano posada en elMouse…. Aguas¡¡¡¡

Última edición por chido666; 28-10-2011 a las 14:48:14
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