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Antiguo 27-10-2011 , 10:24:35   #3
chido666
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TskTsk Emoticon Respuesta: Alicia y sus cuñados.

Con el tiempo, mis concuños, solo se cuidaban de que sus mujeres, no los descubrieran, manoseando a mi esposa, o atisbando descaradamente los atributos que mi despistada señora mostraba sin darse cuenta. Ya no les importaba, si Alicia se daba cuenta, porque sabían de antemano, que no les iba a recriminar nada, ni siquiera intentaba ocultar sus intimidades. Tampoco se cuidaban de mí; tal vez pensaban, acertadamente, que me gustaba, el que, fisgonearan y magrearan a mi esposa, o que realmente era muy tonto, tan distraído para no darme cuenta; sencillamente les valía gorro si me daba cuenta, sabían que no sería capaz de reclamarles nada. El único que guardaba las distancias y nos respetaba algo, era Rolando.

Recuerdo que empezaron con cosas tan burdas, como en la ocasión que estaba Alicia sentada, vestía con unos pantaloncitos cortos de mezclilla, que delineaban su escultural figura. Noté como Rogelio y Rolando, miraban hacia el trasero de mi mujer, luego bromeaban y reían entre ellos, hacían gestos de lo buena que estaba. Luego apareció Rolando, pelo los ojos, al ver el trasero de Alicia, se puso rojo como un tomate, se quedó paralizado por largo rato, mirando fijamente a mi señora; nadie lo notó, pero un bulto se empezó a formar en su entrepierna, y se elevó poco a poco, hasta tener el pene totalmente erecto; de pronto, volteo hacia todos lados, trataba de adivinar, quién lo había pillado, observando el trasero de mi esposa; las risitas de Rogelio y Roberto los delató, Roberto los miró con violencia y enojado, y salió de la habitación precipitadamente. Cuando llegaron Claudia y Patricia, mis concuños también salieron rápidamente de la habitación. Sin llamar la atención, disimuladamente, me coloque en dónde estaban mis concuños, y contemplé lo que miraban con tanto interés. Su pantalón corto se había deslizado hacia abajo, mostrando impúdicamente la totalidad de su tanga rosita, y gran parte de sus redondas, blancas y enormes nalgotas.

En una ocasión, Rogelio y Roberto, estaban en el asador, y mandaban a mi mujer a la bodeguita que estaba en el segundo piso (La totalidad de la casa estaba en el primer piso, en el segundo nivel, solo estaba un cuarto grande, que servia de bodega, y se llegaba a él por medio de una escalera, que estaba justo a un lado del asador) por cualquier cosa. Mi esposa, traía puesto un vestido floreado muy escotado, la parte de abajo, era de vuelo, y de largo, le llegaba a la mitad de sus hermosos muslos. Ese día, su ropa interior consistía en un sujetador de encaje y una tanga tan diminuta que solo le tapaba su pelambrera, pero por detrás, aparentaba andar desnuda. Alicia, al subir por las escaleras, mostraba todos sus encantos, la totalidad de sus torneadas piernas, por delante, su preciosa tanga roja, y al subir unos escalones más, las enormes y paradas nalgas de mi señora quedaban a la vista de los lujuriosos ojos de mis dos concuños. Rolando, aunque no estaba asando la carne, estaba sentado cerca del asador, y contemplaba silenciosamente a mi mujer cuando subía las escaleras, no le perdía la vista, hasta que desaparecía de su ángulo de visión, y estaba atento, para cuando Alicia regresara, y le deleitara nuevamente la mirada, al bajar las escaleras; varias veces lo pillé acomodándose la erecta verga dentro de su pantalón. La mandaban por cualquier cosa. Mi esposa subió en diferentes ocasiones a la bodega. Sus cuñados, no disimulaban en nada sus intenciones, se colocaban debajo de la escalara, en cuanto Alicia empezaba a subir los primeros escalones. Mi esposa, sabía que le contemplaban todas sus enormes nalgas, porque a veces miraba hacia abajo, y pillaba a Rogelio o a Roberto alelados contemplándola, y ella solo sonreía; no le importó subir y bajar las escaleras muchas veces, cuando sus cuñados la mandaban a buscar “x” cosa.

Una noche, estábamos a solas en nuestra recamara, al terminar de hacer el amor. Mi esposa me comentó:

-Cariño, últimamente lo haces más seguido. ¿A que se debe? –Me decía ronroneando como gatita en celo-. Mientras me acariciaba y besaba todo el cuerpo, se metía la totalidad de mi pequeño pene, incluidas las bolas, en el interior de su boquita. Pero era en vano, una vez que eyaculaba, desaparecía el deseo y la vitalidad, y mi penecito, se volvía arrugado, bofo, y se encogía poco a poco, hasta casi desaparecer.

-¿Tu crees? –le contestaba orgulloso-.

-Claro papito, antes lo hacíamos cada mes y ahora, lo hacemos cada semana, eres un goloso.-Me decía mientras se montaba sobre mi rostro, y sujetándome de la nuca, me incrustaba el rostro en su entrepierna, para que le mamara su raja.

Tenia razón, ahora mi calentura, me llevaba a realizar el amor más seguido, a mis capacidades por supuesto. Eran sus cuñados, los que me estimulaban, su mirada libidinosa, su deseo de cogerse a mi mujer, sus tontas y disimuladas caricias sobre el escultural cuerpo de mi señora, me incitaban. Con el deseo muerto en mi cerebro, por la reciente eyaculación, procedía a lamer su conejito, que sería la fuente de la eterna dicha para cualquier otro mortal. A pesar de hacer el amor, la dejaba insatisfecha. Porque, a pesar que sentía maravilloso, cuando introducía mi diminuto pene completamente duro, en su ardiente y jugosa vagina, y a pesar de mi esfuerzo por no hacerlo, al final sucumbía y me vaciaba rápidamente en su interior, a los pocos minutos.



Conitnúa...

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ESTUDIO CIENTIFICO
Un científico norteamericano descubrió con sus estudios que las personas que no tienen suficiente actividad sexual leen los e-mails y/o los Post con la mano posada en elMouse…. Aguas¡¡¡¡
chido666 no está en línea   Responder Citando
 
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