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Antiguo 27-10-2011 , 10:16:17   #2
chido666
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TskTsk Emoticon Respuesta: Alicia y sus cuñados.

Ya teníamos como seis meses viviendo en casa de mi suegra, señora de carácter afable que ronda los sesenta años. Había enviudado hace años y actualmente se mantiene de la pensión de su difunto marido y lo que le dan sus hijas o yernos, por cuidar a los nietos. Mi esposa es la menor de sus hijas, por lo tanto, es la consentida. Mi suegra, sería incapaz de recriminarle cualquier cosa a mi mujer, absolutamente nada. Pero a mí, desde hace varios meses, me ve con unos ojos… Como diciendo, pobre de mi hijita, le tocó de marido, un hombre muy flojo, pues no lograba conseguir empleo aún.

Las hermanas de mi mujer, al igual que mi esposa, son muy hermosas, pero son tan diferentes entre sí. Antonia, la mayor, es alta y gordita, de piel blanca, de cabello rubio rizado, tienes los ojos verdes, grandes, y la nariz pequeña, lo mismo que su boca; tiene un busto gigantesco; su carácter es liberal y alegre. Claudia, es la más alta de todas, es morena, de pelo liso, tiene los ojos negros y una nariz de tamaño normal, afilada y delgada; es muy esbelta, de nalgas y busto pequeños; es sofisticada y muy fina, de carácter serio y muy celosa. Patricia, es morenita igual que Claudia, pero ella es chaparrita, y gordita, de busto pequeño pero con unas nalgas dimensionalmente enormes; ella es positiva, liberal y muy platicadora. Las tres muy seguras de sí mismas.

Mi esposa en cambio, como ya lo he dicho en otras ocasiones, es muy introvertida, de carácter débil y sumiso. Es la menor y más hermosa de todas sus hermanas, tiene el cabello negro y suave, que en rizos caen sobre su blanca espalda; de grandes ojos verdes, de boca pequeña, de labios gruesos, carnosos y sensuales; su cintura es delgada, de abdomen plano y ligeramente marcado por el ejercicio, con un trasero grande, parado y redondo, que aunado a la redondez de sus enormes cantaros de carne de su busto, la convierten en una diosa de la lujuria. Su piel es tan suave que parece de porcelana, posee un brillo aceitunado especial, que resalta su blancura y tersura, y que sensualmente contrasta con la negrura de su monte de Venus, así como de las morenas aureolas y la oscuridad de sus rugosos y largos pezones.

El resto de la familia esta compuesta por Rogelio, el mayor de mis concuños, esposo de Antonia, es un hombre gordo, de prominente barriga, blanco, peludo, es el más simpático de los tres, el más adulador y tiene fama de mujeriego. Roberto es el menor, es esposo de Patricia, es delgado, moreno, pancita cervecera, borracho y muy parrandero, pero también es muy alegre y platicador. Por último, Rolando, su edad, está entre la de mis otros dos concuños, es el esposo de Claudia, es el más alto de estatura y el de mejor posición económica, es blanco, ni gordo ni delgado, mas bien, de complexión gruesa; es muy serio y un poco sangrón. Rolando siempre nos mira sobre el hombro, sintiéndose más que uno; pero a mis otros concuños no les importa, siempre hacen bromas a costa de él, y tratan de que conviva más con ellos. Por último, un servidor; soy bajito, muy delgado, lentes de aumento, débil y sumiso.

Como decía, teníamos varios meses conviviendo con ellos, en ese lapso, nos respetaron y hasta fraternizábamos como una familia normal. Alicia se sentía con la confianza de estar en casa de su madre, y sin importarle la presencia de sus hermanas, ni de sus cuñados; se paseaba por la casa en pantaloncitos tan diminutos que casi se le salían sus redondas nalgas, o con faldas o vestido tan cortos, que se contemplaban sus largas y torneadas piernas hasta el nacimiento de sus posaderas, y con camisetas o blusas tan escotadas que mostraba sin vergüenza la totalidad de sus redondas y duras tetas; la tela, solo alcanzaba para taparle los rugosos pezones y parte de las morenas aureolas. Al principio, mis concuños, se limitaban a admirar la belleza de mi mujer discretamente, asegurándose de no ser vistos por nadie, ni por Alicia, ni por mí, y mucho menos por sus mujeres. Se intercambiaban miradas discretas, cuando por casualidad, miraban a mi mujer en posiciones no tan decorosas, cuando por ejemplo, una vez que estaba agachada, mostraba, la totalidad de sus hermosos melones de carne, hasta parte de sus oscuros pezones; o cuando estaba sentada, distraída, con sus esculturales muslos, abiertos de más; mis concuños vislumbraban alguna parte intima de su escultural figura, sin realizar ningún tipo de comentario. Pero con el tiempo, empezaron a notar lo débil de nuestro carácter y la facilidad con que abusaban de nosotros, las demás personas.

Rogelio, comenzó diciéndole a mi mujer, lo hermosa y buena que estaba, por cualquier motivo, adulaba su figura. Roberto, buscaba cualquier ocasión, para estar a solas con mi esposa, platicar con ella, sin apartar su vista de la redondez de sus enormes pechos, tratando de vislumbrar, la parte oculta de su piel a través de la canal que separa los dos cantaros de carne, o tratando se ver los calzones de mi mujer, a través de la separación de sus torneadas piernas. Ambos, en cualquier oportunidad, la abrazaban, restregando en sus pechos, las voluminosas y duras tetas de mi señora, y bajando peligrosamente sus manos, hasta el inicio de la redondez de sus montañas de carne que forman su trasero. Mientras Alicia, reía contenta por el afecto que de pronto le prodigaban sus queridos cuñados.


Continúa...

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ESTUDIO CIENTIFICO
Un científico norteamericano descubrió con sus estudios que las personas que no tienen suficiente actividad sexual leen los e-mails y/o los Post con la mano posada en elMouse…. Aguas¡¡¡¡
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