Hoy comenzamos nuestro recorrido con las muertes más épicas, en donde recordamos algunos de los héroes que han caído en grandes batallas que buscan el bien de la humanidad o algún beneficio de manera desinteresada.
¿Con cuál se quedan? ¿Alguna de estas muertes les hizo soltar una lágrima?
Cap. John H. Miller en Rescatando al soldado Ryan (1998)
Luego de una intensa búsqueda por un soldado extraviado la Francia ocupada, el Capitán John H. Miller (Tom Hanks) –maestro de escuela antes de la Guerra– se prepara a encabezar una reducida defensa contra las tropas alemanas. Sin embargo poco pueden hacer las tropas americanas ante el ataque Nazi, lo que obliga al Capitán Miller a exponerse –y ser herido por un tirador– para buscar un arma con la cual defenderse de un tanque enemigo. Cuando todo parece perdido, una serie de aviones aliados aparecen, destruyendo el tanque y salvando al equipo. Desafortunadamente es muy tarde para Miller, quien con sus pocas energías toma a Ryan por el uniforme–un joven Matt Damon– para recordarle con la mirada el sacrificio de su equipo en esta misión, para finalmente pedirle con lágrimas en los ojos que se gane todo el esfuerzo.
Anakin Skywalker en Star Wars: El regreso del Jedi (1983)
Luego de que Vader revelara que en realidad era el padre de Luke, la relación entre ambos personajes cambió considerablemente. Por un lado, el Sith buscaba la transición de su hijo al lado obscuro, mientras que el Jedi pretendía regresar a su padre al camino del bien. Al final, Vader fue derrotado por su hijo, quien provocó la ira del Emperador al negarse a terminar con la vida de su padre. De este modo, el Maestro Sith comenzó un último ataque con la finalidad de terminar con el joven, hasta que un malherido Vader lo atacó por sorpresa para salvar la vida de su hijo. Posteriormente, Luke intentó sacar a su padre de la segunda Estrella de la Muerte, aunque consciente de su destino, el redimido Anakin Skywalker pidió a su hijo que le quitara la máscara, para poder mirarlo con sus propios ojos una sola vez, y agradecerle por haberlo salvado. De este modo se cumple la profecía y el elegido termina con la amenaza Sith en la galaxia lejana.
Jesús en La pasión de Cristo (2004)
Tras revivir toda clase de recuerdos con sus seres más queridos –desde su madre María hasta los apóstoles–, Jesús experimenta toda clase de crueldad y humillaciones en el camino a su muerte. Aun así, el personaje sabe que su dolor es necesario para obtener el perdón de la humanidad, por lo que acepta su destino en beneficio del hombre. Tras la dolorosa crucifixión, Jesús mira por última vez a su madre, para después encomendarse a Dios. Tras un momento de paz y silencio, una gota cae de lluvia cae del cielo, comenzando un fuerte terremoto destinados a castigar a aquellos que mataron al hijo de Dios. Al poco tiempo, María baja con amor el maltrecho cuerpo de su hijo, quien yace en sus brazos con el cuerpo completamente cubierto de sangre.
Boromir en El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo (2001)
Aunque el humano era considerado como una amenaza dentro de la Comunidad del Anillo, lo cierto es que sus intenciones nunca fueron negativas, pues anhelaba su poder para salvar a su gente. A pesar de esto, el Anillo lo corrompió y estuvo a punto de arrebatárselo a Frodo, quien logró escapar en el último minuto. Consciente de su error, Boromir gritó desesperado para obtener el perdón del hobbit, sólo para percatarse de que habían sido interceptados por los ejércitos de Saruman. Desesperado, el noble corrió en auxilio de los indefensos Merry y Pippin sólo para ser cobardemente atravesado por las flechas de los Uruk-hai.
En su lecho de muerte, hizo prometer a Aragorn que no permitiría la caída de su pueblo –por el que arriesgó su vida en múltiples batallas–, y posteriormente le juró lealtad a su legítimo soberano, llamándolo su hermano, su capitán y su Rey.
Mufasa en El rey león (1994) Luego de que Scar engaña a Simba para ponerlo en medio de una peligrosa estampida, el valiente Mufasa acude inmediatamente en su ayuda. El acceso es complicado ante el desorden provocado por los ñus, quienes huyen a toda velocidad del feroz ataque de las hienas. Afortunadamente, Mufasa logra rescatar a su hijo para ponerlo a salvo, aunque él es arrastrado varios metros más por la estampida. Cuando el rey finalmente logra saltar hacia una roca, éste pide ayuda a su hermano, quien lo mira con indiferencia y desprecio. Al final, el envidioso Scar decide terminar su obra y encaja sus garras en las manos de Mufasa, para dejarlo caer hacia una muerte segura. Una vez disipado el polvo, el pequeño Simba ve a su padre muerto y con lágrimas en los ojos, se acuesta a su lado esperando un milagroso despertar que nunca sucede… –los desafiamos a que no lloren, al recordar esta escena.