LA PINTADA, Coclé. -Mediante un sistema de incubadora, Pedro María Muentes cría y reproduce codornices, especie considerada hoy día como el reemplazo de los palominos. Pedro se inició en coturnicultura (arte de criar mejor y fomentar la producción de las codornices y aprovechar sus productos carne y huevo) en 1992, cuando adquirió 50 huevecillos de otro criador del Valle de Antón.
No obstante, tuvo que hacer tres intentos antes de lograr que las primeras crías sobrevivieran.
Pero su perseverancia dio frutos y así obtuvo sus 12 primeros polluelos, con los cuales inició la producción.
Anteriormente se dedicaba a la cría de gallinas, pero "decidí innovar para buscar algo nuevo que me motivara a seguir trabajando, en beneficio de mi familia".





Manejo especial

La reproducción y cuidado de esta especie foránea requiere de un manejo especial para asegurar el empollamiento de los huevos.
Muentes logró esto mediante la instalación de una incubadora en el Criadero de Codorniz El Nazareno, ubicado en La Pintada de Penonomé. Gracias a ello, actualmente cuenta con dos mil 500 ejemplares.
“El hombre codorniz”, como se le conoce a Pedro, recorre pueblos y visita bares, cantinas y restaurantes para promover la venta de los huevos, considerados un alimento de alto valor
nutritivo. En la actualidad tiene siete jaulas con crías hembras seleccionadas para posturas, reproductores machos para sacrificio y ejemplares jóvenes que aún no han llegado a su etapa adulta.
Allí se reproducen y crecen las especies denominadas Inglesa, Faraónica, Blanca de Egipto y otras dos que son una mezcla de estas tres variedades.
El trabajo en la granja se inicia a las 4:00 a.m., con el ciclo de alimentación, limpieza, recolección de los huevos y la vigilancia del nacimiento de nuevas crías. En esta actividad participan Pedro, su esposa Carmen Rodríguez y sus hijos.
Ellos recogen alrededor de 800 posturas diarias, que acomodan todas las mañanas para vender algunas frescas y otras procesadas a la vinagreta.
Comercialización
Con su sombrero de ala ancha y su inseparable cooler, "El hombre codorniz", como se le conoce a Pedro, recorre pueblos y visita bares, cantinas y restaurantes para promover la venta de los huevos, considerados un alimento de alto valor nutritivo.
Cuenta con una clientela fija de 18 familias, que consumen tanto los huevos, como la carne; además de clientes ocasionales como transportistas y deportistas, entre otros.
No obstante, señala que sus mejores clientes son los chinos y los árabes.
"Los chinos consumen la carne de los machos que han cumplido 10 meses y un año, para preparar consomé, como reemplazo a la carne del palomino", explica.
"En tanto, agrega, los árabes prefieren asar las avecillas a la barbacoa".
Alto valor nutritivo
Pedro asegura que la carne y los huevos de cordorniz ayudan a mejorar la hemoglobina, y fortalece el cuerpo y la mente de los infantes.
Además se sabe que estos huevos son ricos proteínas y en vitaminas B1 y B2, E, H, A, D y C, indispensables para el desarrollo infantil y la lucha contra el raquitismo.
Su bajo contenido en colesterol los hace un producto muy recomendable en la dieta de personas arterioescleróticos e hipertensos.