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Antiguo 15-09-2011 , 09:29:02   #112
esquimala
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Predeterminado Respuesta: Las aventuras de Bella

El cuerpo de la princesa colgada giró un poco bajo las ligaduras. Bella no se había
percatado si su desgraciado sexo estaba húmedo o aletargado bajo el ineficaz velo de
vello púbico.
¿Queréis ocupar su lugar? preguntó la señora Lockley. Hablaba en tono categórico y
seguro. ¿Queréis colgar ahí hora tras hora, día tras día, con esa hambrienta boquita
vuestra mu riéndose de ganas, abierta ante todo el mundo?
Bella sacudió la cabeza con toda sinceridad.
¡Entonces dejaréis la insolencia y la rebeldía que mostrasteis en la subasta y obedeceréis
cada orden que recibáis, besaréis los pies de vuestros amos y lloriquearéis de
agradecimiento cuando os den el plato de comida, que relameréis hasta dejar bien
limpio!
Volvió a empujar la cabeza de Bella para que asintiera, mientras la princesa
experimentaba una excitación sumamente peculiar. Asintió una vez más,
espontáneamente, mientras su sexo latía con tra la madera de la barra del bar.
La mujer metió la mano bajo el cuerpo de la muchacha y le agarró los pechos,
juntándolos como si fueran dos blandos melocotones cogidos de un árbol. Bella tenía
los pezones ardiendo.
¿Verdad que nos entendemos? preguntó
la mesonera. Bella, tras un extraño momento de vacilación, asintió con la cabeza.
y ahora escuchad bien esto continuó la mujer con la misma voz pragmática. Voy a
azotaros hasta que la piel os quede en carne viva. y no será para deleite de ninguna
dama o rico noble, ni para disfrute de ningún soldado ni caballero; esta remos sólo las
dos, preparándonos para abrir el local una jornada más, haciendo lo que hay que hacer.
y os trataré así para dejaros tan escocida que el contacto de mi uña con vuestra carne os
hará dar alaridos y precipitaros a obedecer mis órdenes. Estaréis así de despellejada
cada uno de los días de este verano que vais a ser mi esclava, y co rretearéis a besar mis
pantuflas después de los azotes porque, de lo contrario, os colgaré de ese letrero. Hora
tras hora, día tras día, estaréis colga da y sólo os bajarán para comer y dormir, con las
piernas atadas y separadas, las manos ligadas a la espalda y las nalgas azotadas como
ahora vais a ver. y volverán a co1garos de ahí, para que los bru tos del pueblo puedan
reírse de vos y de vuestro hambriento sexo. ¿Lo entendéis?
Mientras esperaba la respuesta, la mujer con tinuaba balanceando los pechos de Bella y
tirán dole del pelo con la otra mano.
Bella asintió muy lentamente.
Muy bien dijo la mesonera en voz baja. Dio la vuelta a Bella y la estiró a lo largo del
mos trador, con la cabeza vuelta hacia la puerta. Le tomó la barbilla con la mano para
obligarla a mi rar por la puerta abierta en dirección a la pobre princesa que estaba
colgada, y seguidamente la pala de madera se apoyó en su trasero y apretó suavemente
las erupciones. Bella sintió sus nalgas enormes y calientes.
y bien, escuchad también esto continuó la señora Lockley. Cada vez que alce esta pala,
os pondréis a trabajar para mí, princesa. Vais a re torceros y gemir. No forcejearéis para
escaparos de mí; oh, no, no haréis eso, no. Ni tampoco reti raréis las manos de la nuca.
Ni os atreveréis a abrir la boca. Vais a retorceros y gemir. De hecho, bota réis bajo la
pala. Porque tendréis que demostrar me qué sentís con cada golpe, cómo lo apreciáis, lo
agradecida que estáis por el castigo que recibís y lo mucho que sabéis que lo tenéis
merecido. Si no sucede exactamente así, os colgaré antes de que acabe la subasta y el
local se llene de gente y de soldados ávidos por tomar la primera jarra de cer veza.
Bella estaba perpleja.
Nadie en el castillo le había hablado de este modo, con tal frialdad y simplicidad, y no
obstan te parecía que detrás de todo aquello había un im presionante sentido práctico
que casi hizo sonreír a Bella. Era esto precisamente lo que la mujer tenía que hacer,
reflexionó la princesa. ¿Por qué no? Si fuera ella quien regentara el mesón y hubiera
pagado veintisiete piezas de oro por una díscola y orgullosa esclava, posiblemente haría
lo mismo. Y, por supuesto, exigiría que la esclava se retorciera y gimiera para demostrar
que entendía que la esta ban humillando, ejercitaría completamente el es píritu del
esclavo en vez de liarse a golpes.

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