Respuesta: Un presupuesto para la historia Dice el dicho, la plata llama plata. Aunque el fútbol es un deporte, los clubes son un negocio y los jugadores la mercancía. Y como en todo negocio, la idea es comprar barato y vender caro, la diferencia permite capitalizar.
Si se compra caro, hay que sacarle mayor rendimiento. Si no, comienzan los déficits y los problemas, sobre todo si para hacerlo se contratan créditos, porque hay que devolverlos y pagar intereses. Al final, la quiebra o la reducción de gastos al máximo para sobrevivir y volver a empezar.
Es bueno invertir en las promesas. No todos los jóvenes se convertirán en figuras de primer orden, pero uno o dos que salgan compensan la inversión. El Barça lo hace bien. También a veces el Real Madrid. Compran jóvenes, los llevan a las divisiones inferiores o los ceden por temporadas.
Lo malo es cuando se enloquecen y de acuerdo con la oferta y la demanda, fichan jugadores sobrevalorados o con salarios excesivos, tan costosos que es difícil el retorno de la inversión y mucho menos que se obtengan ganancias. Los grandes equipos gastan demasiado y su déficit preocupa. Y de paso encarecen el mercado.
Ahora, la crisis en este momento hace que los que tienen dinero en efectivo inviertan en activos seguros como el oro, o los jugadores. Son comerciantes, como los nuevos ricos rusos o los jeques. Pero se está causando una inflación que al final lo único que va a traer es pobreza.
Estamos frente a un espejismo. No se está creando riqueza, tan sólo prosperidad artificial basada en activos ilusorios que no valen lo que se paga por ellos, o se devalúan, o no rentan lo suficiente. |