El mundo del deporte reconoce los valores del etíope
Gebre: la sonrisa eterna del 'Emperador' 
El etíope Haile Gebrselassie (
Arsi,1973) ve reconocida una trayectoria en la que los éxitos deportivos no diezmaron ni un ápice un corazón que trasciende más allá del atletismo. El 'Emperador', como le llama un pueblo que lo idolatra, ha desafiado continuamente los límites humanos. Allá donde el esfuerzo roza el agonismo, una sonrisa ilumina la cara de 'Gebre'.
En la época de la psicología deportiva y la complejidad de los avances tecnológicos, Gebrselassie apela a la sencillez como clave del éxito. No exagera, no realiza despliegues artificiosos para tratar de buscar la complicidad de la gran masa. Simplemente se muestra tal como es. Porque siempre ha sido así. Desde que realizaba medios maratones sin saberlo, cuando la inocencia y la pobreza de su pueblo lo invadía todo. Cuando llevaba sus libros pegados al pecho mientras regalaba al mundo una de las zancadas más portentosas que vería jamás.
Desde el primer día en el tartán hasta el último en el asfalto heredó en su forma de correr esa postura característica adquirida en la infancia. Y lo más importante, heredó en su forma de ser los valores más puros que ha visto el atletismo moderno. Paradigma del fondista total, deslumbró al mundo con continuos récords y títulos.
Cuatro Campeonatos del Mundo y dos Juegos Olímpicos correlativos en 10.000 metros no eran suficientes. Porque 'Gebre' hace lo que ama. Cuando decidió pasarse al maratón para poner la guinda a una carrera que continúa viva tras una falsa alarma de retirada, el atletismo se paró.
En 2008 puso el récord de la distancia de Filípides en Berlín en 2:03:59. Nadie ha podido rebasarla. Sólo 'Gebre' ha podido batir a 'Gebre'. La puerta de Brandeburgo ha visto la sombra eterna del 'Emperador' atravesarla. Allí donde siempre vuelve, su segunda patria. En la primera, su amada Etiopía, lucha por cambiar los designios de un país condenado a la miseria en muchos de sus rincones. Él no se rinde y no descarta en algún momento tomar partido en su gobierno. El pueblo entero se arrodillaría. Un hombre comprometido que quiere poner el espíritu de superación y el carisma del mejor maratoniano de la historia al servicio de una causa.
Su mirada encierra la esencia del deporte, su sonrisa la demuestra. Unas prodigiosas piernas le han otorgado títulos y récords, un corazón impoluto le ha permitido granjearse el respeto de todo aquél que ha tenido la fortuna de cruzarse en su camino. Haile Gebrselassie, el emperador del atletismo, el alma de Etiopía.