El presidente del Barcelona, Sandro Rosell, explicó este lunes que el club azulgrana decidió "poner un poco de cordura" y no denunciar la agresión del técnico del Real Madrid, Jose Mourinho, al ayudante de Pep Guardiola, Tito Vilanova, en la vuelta de la Supercopa de España.
"El cuerpo nos pedía una cosa, pero el sentido común nos dice otra. No podemos seguir así, porque nos acabaremos matando por la calle", afirmó Rosell durante su discurso en el Congreso Mundial de Peñas.
El presidente del club catalán apuntó que uno de los motivos para no denunciar a Mourinho ante el Comité de Competición es lo que sucedió en Madrid en el partido de ida de la Supercopa, cuando el autobús donde viajaban los directivos del Barça fue apedreado.
El directivo cree que la denuncia crisparía más la relación entre ambos equipos y, por extensión, entre los hinchas, y añadió que su junta directiva "no es ni bravucona ni charlatana" y que, además, "a Mourinho ya le ha juzgado la opinión pública".
También aseguró que ni el secretario técnico, Andoni Zubizarreta, ni el entrenador, Pep Guardiola, ni Vilanova -"él fue el primero que pidió que no lo denunciáramos", reveló Rosell- consideraban conveniente denunciar la agresión.
El Barça disputa en cuatro días la final de la Supercopa de Europa ante el Oporto "y los técnicos querían que el equipo estuviese centrado en el partido de Mónaco", manifestó el máximo mandatario de la entidad azulgrana.
Más allá de los incidentes extradeportivos, Rosell valoró la victoria de su equipo en la Supercopa ante el eterno rival: "Prácticamente veníamos de la playa y le ganamos el título a un equipo que estaba mucho más preparado",