Tiene su récord de tarjetas con el Real Madrid
Los piques de Messi - Algunos de sus gestos en la Supercopa fueron tomados como un desplante por la plantilla madridista
- En el último cruce liguero protagonizó un incidente con la grada del Bernabéu
A
Messi le ponen los Clásicos. Su media goleadora ante el
Real Madrid denota su compromiso con los grandes partidos. Los vive con tensión, tanta que su habitual imagen de tipo ajeno a todo lo que le rodea se transforma cuando tiene enfrente al gran rival del Barcelona.
Sus números lo indican. Ha marcado
13 goles en 15 Clásicos que lo dejan a uno de los anotados por
César Rodríguez, el máximo goleador azulgrana en el histórico ante el Real Madrid. Messi suma además siete asistencias que confirman su inspiración en este tipo de citas.
El perfil sombrío muestra cinco tarjetas amarillas, lo que hace del Madrid el equipo frente al que más veces ha sido amonestado en su carrera -según la web de estadísticas
Transfermarkt-. Recibe una media de 3,4 faltas (52 en total) ante los blancos mientras que realiza 2,6 (39), promedio que ha crecido en los últimos enfrentamientos.
En el duelo final de la
Supercopa se le vio más tenso de lo que acostumbra. Fue un duelo intenso. Algunos de sus gestos fueron tomados por los jugadores del Madrid como un desplante. El programa de televisión
Punto Pelota ha elaborado un vídeo en el que se aprecia cómo escupe el argentino cerca del área técnica de
José Mourinho; cómo se dirige a la grada tras marcar el gol de la victoria mientras pasa por delante del banquillo blanco; cómo mantiene una discusión con
Coentrao.
En algún momento del choque también se le pudo ver intercambiando opiniones con algunos de los miembros del banquillo merengue.
Messi ya protagonizó otro capítulo polémico en el
Santiago Bernabéu el pasado 16 de abril, en el encuentro de Liga con el que dio comienzo el maratón de Clásicos. El delantero azulgrana llegó tarde a un balón que se escapó por la banda y pagó su impotencia dando un
pelotazo a la valla publicitaria. El graderío lo entendió como un desaire y le abroncó.
Pep Guardiola, su entrenador, pidió excusas en la rueda de prensa posterior.