El encuentro entre Camerún y México no tiene un favorito. El uno es el subcampeón africano y el otro es el campeón de la Concacaf. Pero por lo visto en esta Copa, no hay mucho para contar.
Camerún mostró fútbol en su choque con Nueva Zelanda aunque permitió el empate por culpa de un autogol e igual le pasó con Portugal, facilitando la anotación por un error propio.
Contra Uruguay tampoco mostró mucho, pese a sus buenas intenciones y a jugadores como Ohandza y Mbondi. En total, 2 goles y un autogol en tres partidos.
México, por su lado, perdió con Argentina por la mínima diferencia, empató con Inglaterra a cero goles y sólo pudo ganarle a Corea del Norte, la más débil -con Guatemala- del campeonato.
Quedó en deuda al igual que Camerún. Como se ve, se enfrentan dos equipos sin mucha vocación ofensiva, ni jugadores fuera de lo común que marquen la diferencia.
La victoria se debe sellar por un error del contrario, una jugada fortuita o algún chispazo, pero no por juego colectivo, máxime que Camerún, pondrá obstáculos físicos a todo lo que se le atraviese.
México tiene a Taufic Guarch y a Enríquez y si se les prende el bombillo pueden romper el balance y marcar el gol que los coloque en cuartos, pero pareciera que tienen la pólvora mojada.
Si no se van al alargue, la victoria se sellará por la mínima diferencia, sin descartarse la llegada a los tiros desde el punto penalti.
Partido equilibrado que quizás lo resuelva la talla física y en este caso la victoria estaría del lado de los africanos. Pero claro, el fútbol está lleno de sorpresas.
Echemos la moneda al aire.