Algo está claro: Avril Lavigne necesita publicidad. Su último disco, cuyo título ni recordamos, ha sido un flop de dimensiones épicas, especialmente teniendo en cuenta que el single principal, el divertido ‘What The Hell’, no tiene nada que ver con el resto del álbum, que apesta a 2002 por todos lados.

Avril ha confesado que cuando empezó en el mundo del pop siempre dejó claro que jamás de los jamases se desnudaría como Britney o Christina, y se lo dejó claro a su mánager L.A. Reid. Así como que nunca vestiría el color rosa, porque ella quería tener éxito por sus propios méritos musicales y artísticos y no por su desnudez.

Todo esto no tiene mucho sentido porque desde 2007 Avril Lavigne y su carrera viven de capa caída y la única forma de reflotarlo ha sido vistiéndose como una prostituta barata y poniéndose mechas rosas como si tuviera 13 años, y sacando singles geniales como ‘Girlfriend’ o ‘What The Hell’ que no habría aceptado ni loca 10 años atrás. En fin, dudamos que esto le de ventas o notoriedad, pero le deseamos lo mejor reasignándose como artista seria y profunda que se baja las bragas más rápido que sus álbumes en la lista de Billboard.