Pepito va a la tienda y le pregunta al despachador si tiene tomates, el despachador le contesta que sí y Pepito le dice "dame tres limones".
Más tarde vuelve a la tienda y le pregunta al despachador si tiene naranjas, el despachador le dice que sí y Pepito le dice "entonces dame tres mangos".
Esto pasaba todos los días, hasta que un día el papá de Pepito pasaba cerca de la tienda y el despachador corrió a buscarlo y le dijo: "Usted es el papá de Pepito, verdad?"
El señor contesta que sí, y el despachador le cuenta: "Mire, su hijo viene todos los días, me pregunta si tengo tomates, le digo que sí, y me pide limones, me pregunta por naranjas, le digo que sí tengo y me pide mangos, y en eso se pasa toda la semana.
El papá del muchacho le contesta: "¡Ah, así es la cosa! ¡Déjelo que llegue a la casa que me voy a sacar el cinturón y le voy a meter tres patadas!