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Antiguo 30-06-2011 , 18:35:29   #116
DJuank
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Predeterminado Respuesta: La izquierda, una tendencia que crece en América Latina

Todos los seres vivos, desde los unicelulares a los más complejos, tienen instinto de supervivencia; ese instinto es lo que los lleva a ser egoístas: primero se piensa en la supervivencia propia, antes que en el bien ajeno o común. Una ameba no va a dejar de alimentarse por darle a otra, así como un león no va a dejar de comer por darle a un hambriento de la manada.

Ahora, ocurre que muchas veces un individuo prefiere sostener a otro, pero sólo por razones de conservación de la especie o porque considera que si se sacrifica por otro, obtendrá un beneficio mayor; como podría ocurrir en una manada de cualquier especie, en donde se distribuye la poca comida pensando en la supervivencia del grupo, la cual es necesaria para protegerse de otros grupos de la misma especie u otra más fuerte; como monos que se distribuyen las pocas frutas de un árbol con el fin de que si los leones los atacan, se defienden en grupo.

Algo así fue lo que llevó a los primeros hombres a unirse, para protegerse de las inclemencias del clima, de las fieras y de otros grupos humanos. Sabían que al unirse, serían más fuertes y tendrían que ceder un poco en su egoísmo natural por un bien común, que en últimas, los beneficiaría a todos, pero ojo, siempre con el fin último de protegerse a sí mismo como individuo o a los suyos más cercanos, como la familia, el clan, la tribu, etc.

Así, ese cooperativismo social responde a la necesidad que tiene un ser humano de protegerse; sabe que si todos cooperan y se distribuyen las tareas de acuerdo a sus capacidades, serán un grupo más organizado, más productivo y más fuerte. Hasta ahí, todo suena muy bonito, pero estamos hablando de sociedades de no más de un millar de individuos, al mejor estilo de la sociedad de Avatar, que vive armónicamente en un árbol (un árbol les da para todos!!)

Pero a medida que a ese grupo le comienza a ir bien, comienza a crecer su índice de natalidad y llega un momento en que el árbol no da para tantos; descubren que si siembran, tendrán más comida y podrán abastecer a su creciente población, pero sembrar implica tumbar algunos árboles y contaminar el suelo con los ácidos propios de la cosecha (Paila Gaia, ya perdiste!!)

Así mismo, nuestro armónico grupo comienza a ver que a medida que crece, sus problemas sociales también lo hacen; existe el que no quiere trabajar en nada; el que quiere dedicarse a pintar y componer canciones; el que no quiere cultivar y prefiere echar globos pensando; el que quiere robarle al otro su manzana; el que le quiere hacer la guerra al grupo vecino porque ofendieron a su mujer, etc, etc, etc.

Así comienzan a crearse complejas sociedades que ya abandonaron el árbol avatariano, en donde cada individuo "tira para su lado", buscando abrirle un espacio a sus ideas, sus intereses, sus sueños, sus ideales, sus proyectos, etc. El cooperativismo, que funciona a la perfección en pequeñas sociedades, ha perdido su gracia y es necesario un plan de organización social mucho más complejo, que responda a las necesidades e intereses de cada individuo.

Ahora, pretender organizar una sociedad tan grande y compleja bajo los principios del cooperativismo, fue lo que llevó a Platón a escribir La República; a Tomás Moro la Utopía y a Marx El Capital, para finalmente descubrir que el asunto no da, porque lo primero que deben matar es la voluntad del individuo, esa voluntad egoísta que no nos permite trabajar armónicamente como lo hacen las hormigas.

Yo por eso creo que no se trata de matar o violentar la voluntad egoísta del ser humano, sino más bien de saberla aprovechar, porque inteligentemente, la búsqueda del bien individual sí puede repercutir en el bienestar colectivo, es sólo cuestión de saber hacerlo.

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