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proyectofenix
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Predeterminado Respuesta: Sacrificios Malditos - Sangre para los Dioses

Siervos para el más allá - Sacrificios egipcios
En su libro Sacrificio humano, el antropólogo Jacques Kinnear refiere que el ejemplo más antiguo de un sacrificio se halló al sur de Egipto; se trata del cuerpo de un hombre quien primero fue degollado y luego decapitado. Kinnear explica que en Egipto el sacrificio tuvo dos vertientes: el asesinato ritual de humanos como parte de las ofrendas presentadas a los dioses en ocasiones especiales, y el asesinato de los sirvientes para sepultarlos junto con su amo, a quien servían aun tras la muerte. Se especula que una forma primitiva de sacrificios consistía en matar a los criminales y a los prisioneros de guerra. Las noticias sobre sacrificios en etapas posteriores son aisladas. Hay evidencia de que el rey Amenhotep u mandó ejecutar a siete príncipes sirios en el templo de Amón, en Kamak, y pidió que sus cuerpos fueran colgados en los muros. Aunque no está claro si se trató de sacrificios a los dioses, ello demuestra que los prisioneros eran ejecutados dentro de los templos, lo que revela un elemento ritual. Un documento significativo en este contexto es el Himno caníbal hallado en el Texto de Ja pirámide, la colección de conjuros y fórmulas religiosas egipcias más antigua que se conserva. En cuanto a los sacrificios asociados a la muerte de la nobleza, se han encontrado complejos funerarios de sirvientes, esclavos e incluso miembros de su familia (entierros subsidiarios). Estas personas eran sacrificadas con el fin de mantener su misma posición en la otra vida y trabajar para su amo. Al lado de la tumba del Rey Aha, probable fundador de la primera dinastía, se hallaron restos óseos de mujeres de entre 20 y 25 años de edad que no fallecieron de muerte natural. La reina Merytint aparece acompañada de 41 personas cuyos cuerpos no presentan huellas de violencia; quizás en vez de sepultarlas vivas, las envenenaron.
La práctica de sacrificar personas para acompañar a los dignatarios al más allá terminó con el entierro de Qa'a, último faraón de la primera dinastía. En adelante las personas fueron reemplazadas por figuras de apariencia humana llamadas us-habti que, según la tradición, cobraban vida en el ultramundo para servir a los señores. En contraste, solían sacrificar cabras, gansos, bueyes y antílopes que consideraban como la encarnación simbólica del enemigo del dios al que pretendían honrar.

¿Mitología o historia? Sacrificios griegos
La religión griega era politeísta y se conectaba con todos los aspectos de la vida cívica. Su práctica consistía en la oración, la presentación de ofrendas y los sacrificios en honor de los dioses para ganar su favor. Había sacrificios incruentos y cruentos. Eran presentados como ofrenda pan, fruta, vino, leche y miel; solían colocarlos en los caminos y en los montículos funerarios, pues también solicitaban la protección de los muertos. A veces se conservaba parte de estos alimentos y se celebraban grandes banquetes rituales o theoxenia. De acuerdo con la Enciclopedia Católica, el sacrificio se hallaba en el centro de la religión griega y era una práctica cotidiana.
Algunas ofrendas animales se quemaban en los altares siguiendo la práctica del holocausto. Casi siempre se encendía incienso, el sacrificante vestía ropa limpia y se lavaba las manos con agua bendita, misma que rociaba sobre el altar. Entre los animales más sacrificados se contaban cerdos, cabras y gallos. Durante el sacrificio se tocaba música de flautas y la sangre dei ramada por las incisiones se dejaba correr a través de canales especiales para recolectarla. El mérito del sacrificio estaba relacionado con su costo; por ejemplo, en la historia del Minotauro se refiere que cada año los atenienses enviaban a Creta 14 jóvenes para alimentar a la bestia del laberinto.
Se supone que los griegos realizaron sacrificios humanos en tiempos de grandes aflicciones, aunque los arqueólogos no han hallado evidencias contundentes que lo comprueben. La historia de Ifigenia puede ser una descripción de la forma como el sacrificio de personas fue reemplazado por el de animales. Ifigenia era hija del rey Agamenón y la reina Clitemnestra. Ofendió a la diosa Artemisa al matar a un ciervo sagrado y ésta la castigó: cuando Agamenón se dirigía a la Guerra de Troya, Artemisa detuvo el viento en Áulide y con ello impidió el avance de su flota. De acuerdo con la consulta al oráculo, la única forma de aplacar la ira de la diosa consistía en sacrificar a Ifigenia. Cuando Agamenón se disponía a hacerlo, la diosa se compadeció y le permitió que en su lugar sacrificara a una cierva. Los historiadores encuentran una clara analogía entre este episodio y el caso bíblico de Abraham.
En el libro Human Saciiüce in Ancient Greece, Dennis D. Hughes considera importante distinguir entre los sacrificios históricos y los mitológicos, y asegura que "a pesar del veredicto negativo de la arqueología, algunos investigadores siguen aceptando los sacrificios humanos como hechos históricos". En su obra incluye algunas referencias clásicas a los sacrificios humanos en tiempos de guerra y citas del filósofo Porfirio (232-304), quien en su tratado De abstinentia escribió: "|los griegos] riegan sangre humana en los altares".

Bautismos de sangre- Sacrificios romanos
En el año 97, en tiempos de la República, el Senado romano emitió un decreto que prohibía los sacrificios humanos. En adelante también fueron prohibidos en todos los pueblos que conquistaron. La condena obedecía a que los propios romanos se concebían como una cultura civilizada en contraposición a las costumbres de los bárbaros. Por otra parte, era una muestra de su superación cultural, pues los sacrificios humanos los habían practicado en fases previas.
Hay evidencias de que los latinos llevaron a cabo esta clase de sacrificios antes de la fundación de Roma y en las primeras etapas posteriores a ésta, cuyos vestigios se reflejaron en prácticas como el sacrificio simbólico de muñecos y figuras de apariencia humana que eran arrojadas a las aguas del río Tíber. Los combates de gladiadores, iniciados en 264 a. C.f se celebraban en honor de los espíritus de los muertos; los participantes luchaban de manera voluntaria y no morían en combate. Más tarde, cuando se trataba de delincuentes y esclavos que fallecían en la arena, las luchas de gladiadores sí podían considerarse verdaderos sacrificios humanos.
Otro aspecto interesante es que de acuerdo con las leyes romanas los delitos eran una ofensa a los dioses; la ejecución de los culpables se proponía restaurar el orden divino y dar una satisfacción a las deidades, por lo que también pueden interpretarse como sacrificios humanos. En su ensayo Human Sacrifica in Ancient Rome, Horatius
Piscinus presenta los ejemplos de algunos sacrificios humanos realizados en Roma. En los años 228, 216 y 113 a.C. en el Foro Boario fueron enterradas personas vivas siguiendo las instrucciones de los Libros Sibilinos, obras proféticas entregadas al rey Tarquinio 'el Soberbio' por la sibila de Cumas. Se registraron varios casos de vírgenes vestales (sacerdotisas públicas que mantenían vivo el fuego consagrado a Vesta) sepultadas vivas por haber violado el voto de castidad. Algunos generales romanos se ofrecían como víctimas propiciatorias antes de partir a la batalla y se manifestaban dispuestos a perecer en combate. En caso de que no ocurriera así, de regreso sepultaban una efigie de sí mismos.
Aunque la práctica de los sacrificios humanos se descartó y en la época de la República fueron excepcionales los casos, conservaron un gran peso simbólico en la práctica de la religión romana que se enriqueció con las influencias procedentes del Este yr a la vez, influyeron en el desarrollo de las religiones posteriores. La muerte de Jesucristo y el suplicio de los primeros mártires cristianos se relacionaron, desde la perspectiva de los romanos, con la idea de los antiguos sacrificios humanos.
Por otra parte, los sacrificios de animales fueron una práctica frecuente en Roma, su objetivo era ganar el favor de los dioses y quedar a salvo de su influencia siniestra; también había sacrificios de expiación para buscar el perdón por los errores. En ellos se revelaba la influencia de otras culturas y religiones en la sociedad romana. Una de las más poderosas fue el culto a Mitra, procedente de la India e Irán, a quien los soldados y generales ofrecían sacrificios. Una de las ceremonias caí acteiís ticas se llamaba taurobolio y consistía en el sacrificio de un toro salvaje consagrado a Cibeles y Atis; en este caso se usaba un cuchillo para producir hemorragia y bañarse en su sangre. El rito tenía el carácter iniciático de un bautismo y buscaba transferir al humano el poder vital de la bestia

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