Ver Mensaje Individual
Antiguo 23-06-2011 , 22:09:01   #6
Heráclito
Denunciante Épico
 
Avatar de Heráclito
Me Gusta
Estadisticas
Mensajes: 30.240
Me Gusta Recibidos: 22299
Me Gustas Dados: 15345
Ingreso: 19 jun 2011

Temas Nominados a TDM
Temas Nominados Temas Nominados 136
Nominated Temas Ganadores: 0
Reputacion Poder de Credibilidad: 598
Puntos: 1141044
Heráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputaciónHeráclito tiene reputación más allá de la reputación
Premios Recibidos
Corazon Purpura Concurso General 10 Años Concurso General Mejor Colaborador Mencion De Honor Denunciando 
Total De Premios: 8

  
Predeterminado Respuesta: una culiadita a la empleada

Cuentos de empleadas hay muchos y creo que la mayoría tenemos experiencias con eso. La mía no difiere mucho de las otras, pero fue fantástico haberla vivido.

Imagínense una costeña de 20 años, trigueña, pelo lacio, nada bonita, con un cuerpo común y corriente, enfundada siempre dentro de su vestido de trabajo.

Recuerdo que una noche, estando en mi alcoba con mi esposa, en la televisión presentaron a Diomedes Díaz interpretando la canción que le hizo al hijo. Mi esposa, que sabía que a la muchacha le encantaba Diomedes, la llamó a la alcoba.

La empleada salió de su cuarto con una pantaloneta ajustada que dejaba ver unas piernas de infarto. Sin exagerar, de las piernas más hermosas que he visto en mi vida. Bronceadas, torneadas y brillantes.

Estaba planchando y por eso salió así de improviso para fortuna mía. No podía creerlo. Ante mis hojas estaba una super hembra que no había detallado, por estar siempre oculta entre delantales.

La admiré durante los tres o cuatro minutos que duró la canción y luego ella se retiró, con pena, me diría después, porque sintió mi mirada y no le gustaba que se pensara que estaba saliendo así con otras intenciones.

Lo cierto fue que en los siguientes días, de la fría indiferencia que siempre le mostré pasé a ser cordial con ella, conversando sobre cosas cotidianas, sobre todo de su tierra, de sus costumbres, creando la confianza necesaria para aproximarme a semejante mujerón.

Poco a poco la confianza nos unió hasta un día en que la vi pasar hacia la cocina, con un peinado que me gustaba. Estábamos solos en el apartamento y fui hasta donde estaba.

Frente a ella, y con el corazón a mil, me puse frente a ella y delicadamente le cogí el cabello con mis dedos y le dije que se veía más linda si dejaba que le cubriera parte de la frente.

En ese momento nos miramos y aproximé mis labios a los suyos. El beso fue intenso e incluso nos recostamos contra el citófono que estuvo a punto de caer al piso.

La excitación fue fantástica y hubieran podido pasar muchas cosas pero sonó el timbre de la puerta. Rápidamente nos soltamos, yo me fui para la alcoba y ella abrió la puerta. Era mi esposa que llegaba encartada con unos paquetes y por eso no abrió con su llave.

Disimulando la agitación, saludé a mi esposa, sin atreverme a mirar a la empleada y temiendo que lo que había pasado la obligara a irse, o quizás se sintiera ofendida y decidiera contarlo todo. Pero no, esto daría comienzo a una historia de pasión que se prolongó por varios años.

Pero esto lo contaré en próxima oportunidad.

Heráclito no está en línea   Responder Citando
 
Page generated in 0,03928 seconds with 11 queries