El taxista en el semáforo se pasa la mano por la cara. Tiene una putería que no es capaz de esconder. La manifestación le pasa al frente con toda la paciencia de la tarde y hace un calor tremendo. Para acabar de ajustar, un nutrido grupo le da por detenerse en pleno cruce, en uno de los más importantes de la ciudad. Se sientan o se acuestan en el pavimento. Acuérdese “No es una maratón, sino una marcha, así que pare, relájese y fúmese uno.” Esta manifestación es una feria ambulante. Para entonces todo el mundo va en su viaje, con los ojos estallados en sangre y los párpados apagados.
Una chica con cara de presentadora, está sentada en mitad de la calle. A su lado hay otras monas y chicos con lentes oscuros y relojes de buceo. La presentadora arma un porro y saca la lengua para humedecer el borde del cuero y pegar el cigarro. ¡Ay, nooo, esto tiene un pelo!
Luego de bajar por La Playa, cruzar la Avenida Oriental y bajar por San Juan, la manifestación va a terminar en el Parque de las Luces, al frente de la Alcaldía y la Gobernación de Antioquia.
Qué rico otra cervecita. Me voy por una ClubColombia y un Marlboro. Pienso en la pericia de la niña para rascar, armar y fumar. ¿Dónde habrá aprendido? ¿Hay videos en Youtube para aprender a armar un porro? Sí, sí los hay. Me refresco la garganta y echo una calada del Marloboro desde la acera. Los muchachos están sentados y acostados y parchados en mitad de la calle. Uno de ellos se echa gotas en los ojos. Otro toma agua. Otro fuma de una flauta con cinco baretos incrustados, en cada huequito ha puesto un porro. Parce, me das un ploncito. Una señora en falda de gitana se acerca a uno de los policías: “dejemos las armas, cojamos el bareto”. ¡Qué vergüenza! Le dice otra señora. ¡Oiga a ésta! ¿Vergüenza? Fume, fume. ¿Y qué pasa hoy acá? Pregunta una señora al policía. Es el día de los marihuaneros. ¡Ay, qué pesar, mírelos todos trabados! Un señor se asoma para mirar: Ojalá que se mueran de una sobredosis. Detrás, su vecina alza el cuello: ¡Ay, Dios mío, ¿qué hace uno con un hijo así?! Y yo le digo: pues qué será señora, rezar.
Otra pancarta: “la mata no mata lo que mata es la ignorancia.” Otra pancarta: “Fumar no me hace delincuente.”
Sigo caminando por la acera, a un lado de los muchachos. Un par de sujetos barbados con cara de profesores de sociología están hablando y me pongo a escucharlos: “Los políticos saben que el problema de la legalización no es un problema moral, ni ético, como la gente común cree, el asunto acá es económico, de oferta y demanda, de precios y utilidades. Así es: ¿Cuál es la diferencia entre el alcohol y la marihuana? El alcohol y el tabaco estuvieron prohibidos en los EEUU hasta 1933. Entonces: ¿por qué están legalizados el alcohol y el tabaco, pero la marihuana no? Cómo le parece, es una diferenciación muy boba y arbitraria. Vea le digo, la idea de que prohibición es sinónimo de menos consumo es absurda. Sí, es que la cosa es muy sencilla, pero vaya explíqueselo pues a la gente. Nada más vea, ¿por qué no hay ningún líder político hoy acá? Se lo voy a decir, porque hablar de legalización no les da votos, así, sencillo, los candidatos se quemarían si estuvieran hablando bien de la marihuana. Así es my friend, es una actitud completamente facilista, porque educar no es fácil. Sí, facilista e hipócrita. Defender la legalización desga y finalmente es asegurar quedar tostado en las votaciones. Los líderes políticos tienen muy claro que las drogas no son malas o buenas. Pero se quedan callados. Informar y educar frente al tema requiere un esfuerzo extra que los políticos no quieren asumir. Para obtener los votos, es más fácil seguir una línea conservadora y tranquila. Decir a la gente lo que quiere oír y no lo que debería oír.”
¡Juemadre! Lo mejor, es dejar de chismosear. Más adelante otra pancarta: “el porro solo dispara las ideas”. Más adelante hay una comparsa. Más adelante más gente, más fuma. Más adelante hay una chirimía, malabaristas, un hombre echa fuego por la boca y otra pancarta: “Contra el narcotráfico cultiva tus ideas”, más adelante más gente, más fuma. Una vendedora: papitas, papitas, coman papitas que esa marihuana da mucha hambre. Pasa un sujeto con la cara más peligrosa y los ojos hundidos. Viene acompañado de otros tipos igual de care-valijas. El sujeto tiene un porro grueso y largo. Todos fuman un taco de dinamita marca ACME. Una pareja fuma de un porrito arrugado y mal armado. La chica parece a Janis Joplin y el man a Kurt Cobain. Ella se echa una calada, se empina y lo agarra por el cuello, le pasa el humo en un profundo beso. Doble droga, doble placer, doble locura.
Finalmente llegó al Parque de las Luces. Acá acaba la fiesta. La gente llega y se sienta. Con la plazoleta llena de gente sentada en el piso, esto parece como la espera de un concierto de rock. El calor y la caminata me dejaron exhausto. Me voy a una banca y me siento. Los pies me arden. Pasan un par de vendedores de Bon Ice con su uniforme azul y la nevera como un coche de bebé. Van fumando de su porro y vendiendo sus buenos hielos.
En la web de los organizadores hay una entrada: “Solo nos queda agradecerle a todos los asistentes y colaboradores de la marcha para que sigan replicando ese mensaje de paz, amor, tolerancia, cultura, arte y marihuana que compartimos este fin de semana. Hagamos crecer nuestro movimiento y ayudemos a abrir mentes, porque somos mejor de lo que la sociedad espera de nosotros.
La tarde cae. Sentado en la banca me parece que ha sido todo por hoy. La personería tiene razón en sus informes: la marcha por la marihuana es una manifestación pacífica y para mí fue una fiesta. Me parece que quiero otra cervecita.
FIN.