¿Mi primera vez? Hay que remontarse a mis épocas de universitario. Voy por el centro de la ciudad y veo a una mujer fuera de serie. ¿Por qué? Un cuerpo de película que no se molestaba en mostrar. Vestido ajustado con una falda a media altura del muslo, que dejaba ver unas piernas estupendas. Aparte de la altura y el caminado. Como quien dice, un pecado ambulante.

La casualidad me ayudó ese día. Rato después de haber mis diligencias, vi a esa espectacular mujer en otro sitio del centro, caminando a lo que, después supe, era su lugar de trabajo. Pudieron más las hormonas y la abordé. La verdad, no muy bonita, pero con ese cuerpo, no había nada que hacer.

Si me preguntan si sabía que era un travestí, les cuento que camino al hotel donde íbamos a estar, sí tenía mis dudas, pero pudo más la curiosidad que cualquier otra cosa. No se desnudó, aunque insistí en que lo hiciera. Apenas se alzó el vestido, se bajó las medias y me dejó ver un trasero espectacular.

Hicimos el amor con ella de espaldas. Nunca lo había hecho anal y quizás por ser la primera vez, unido al morbo de saber que estaba probando algo prohibido, hizo que esta primera vez fuera de las que se recuerdan siempre. Con las hormonas alborotadas, quise verle o acariciarle el pene, pero no se dejó.

Terminada la faena y con el deseo satisfecho a plenitud, me despedí de ese ejemplar que me llevó a un terreno desconocido que de ahí en adelante he seguido recorriendo, llegando incluso a tener amantes, dándome cuenta que más allá del sexo, son seres humanos como cualquiera con alegrías y frustraciones, y así como se encuentran estupendas personas, también hay muchas frustradas y resentidas, quizás por la discriminación que sufren.

De todas formas, es un mundo oscuro, donde la belleza es el único capital que poseen. De ahí que se les convierta en obsesión vivir al día, entre tratamientos hormonales e implantes y maquillaje, que coloca a los transexuales en la frontera de los dos mundos, con la feminidad a veces exagerada y la masculinidad que se refleja en su pasión, mucho mayor que la de cualquier mujer y quizás por eso son tan buscadas.

En estos momentos tengo una relación sentimental con una de las más bellas transexuales de Medellín, que incluso se ha ganado reinados y es admirada a donde va. Es una estilista de éxito, tan femenina que nadie se imagina su condición sexual. Es una estupenda amiga, hermana e hija, aunque su madre la rechaza, y sus hermanos la discriminan, y eso en ocasiones le provoca episodios de depresión. Pero como persona es valiosa y eso se lo reconocen en su entorno.