Desde 1998 son siete los hermanos Barrios asesinados uno a uno en el estado de Aragua. Todo comenzó cuando uno de ellos reclamó que los uniformados abonen lo consumido en su bar






Eran las 20:30 del 28 de mayo pasado. Juan José Barrios volvía a su casa tras llevar a su mujer al médico. Ella permaneció en el centro ambulatorio porque había mucha gente y debía esperar. En el camino de regreso, por las calles del pueblo Guabayén, en el estado de Aragua, fue interceptado. Barrios, de 28 años, no alcanzó ni a gritar. Los hombres vestidos de negro simplemente lo acribillaron.

Su mujer regresó del médico sola y, sin saber lo que había ocurrido, lo esperó por horas. Desesperada recurrió a los otros hombres de la familia, los hermanos de la víctima. A la mañana siguiente, encontraron su cuerpo en una zanja.

Desde septiembre de 2004, este grupo familiar tiene orden de protección emanada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, pero el gobierno de Hugo Chávez no garantizó la seguridad de los Barrios. Es que según la CIDH, los principales sospechosos de los asesinatos son los agentes de la policía local.

El primer homicidio fue hace 12 años, cuando Benito Barrios fue torturado y exterminado, a los 28 años, tras recibir diversas amenazas de muerte por parte de efectivos de Poliaragua.

Según testimonios de los familiares difundidos por el periódico Tal Cual, Benito tenía un bar al cual siempre acudían los uniformados a consumir alcohol y se retiraban sin pagar la cuenta. Una noche, Benito reclamó a los funcionarios y al día siguiente ingresó su cadáver en la morgue.

"Hoy un nuevo hecho de violación a los Derechos Humanos enluta a la familia Barrios, cuya única explicación es la sobreprotección del Estado venezolano hacia los funcionarios que representan los cuerpo represivos a los cuales se les ha otorgado patente para cometer cualquier tipo de atropello, que va desde violación de morada hasta ejecuciones extrasumariales", señaló, a través de un comunicado, la Comisión de Derechos Humanos de Justicia y Paz del estado de Aragua.

Durante los funerales de Juan José, todos recordaban que sólo habían transcurrido cuatro meses desde que la familia Barrios había recibido el último atentado. En aquella oportunidad, fue contra Néstor Barrios, quien también fue interceptado en Guanayén y recibió dos tiros en el brazo izquierdo y en los glúteos.

Eloisa Barrios, tía de Néstor, ya había advertido entonces que la historia se estaba repitiendo una y otra vez. "A Néstor le pasó igual que a los demás. En algunos casos hubo testigos que comprobaron la intervención de los policías en los asesinatos. En otras ocasiones, han sido hombres encapuchados y vestidos de negro que llegan de noche a matar a mis sobrinos", relató en aquel momento.

En diciembre de 2003, varios agentes dejaron sin vida a Narciso, de 22 años. Misma suerte corrieron Luis Alberto, en 2004; Rigoberto, en 2005; Oscar, en 2009; y Wilmer, el año pasado. Todos eran hermanos.

La CIDH emitió cuatro medidas cautelares que pedían expresamente proteger a la familia. Este organismo había intercedido en favor de los Barrios luego de que se presentara su caso el año pasado, tras la muerte del quinto familiar, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en Washington.

"La familia Barrios está siendo exterminada frente a la inacción del Estado", advierte la Comisión en uno de sus últimos comunicados, y asegura que "hay elementos suficientes" para concluir que los siete miembros de la familia "han sido ejecutados extrajudicialmente por la Policía del estado de Aragua".

Hoy, los pocos miembros de la familia Barrios planean abandonar Venezuela.