Tema: Mi tia y yo
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Antiguo 27-05-2011 , 19:55:38   #4
DARRELL649
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Predeterminado Mi tia y yo 2da parte

el sentido de culpa por haber profanado su tanga y el irreprimible deseo de hacerla mía no me permitían conciliar sueño, “el tiempo, eterno enemigo de aquel que quiere hacerlo todo y a la vez” avanzaba ineludible, cuando, sorpresivamente recostó su rodilla sobre mi miembro obligandome a reponer la misma en su posición inicial… ¡¡diablos!!, ¡¡que exquisita piel!!!… ¿por que no continuar tocando?, pensé.
evaluando la factibilidad y riesgo se entrecruzaron “mil” ideas por mi cabeza sin duda, ésta era mi oportunidad y no podía, ni debía desaprovechar, había decidido, arriesgando todo y “nada” me remití a la práctica, en principio, obligado a comprobar si dormía o menos impulsé nuevamente su rodilla, no movió un solo músculo, ¡esta dormida!, me alegré.
engulliendo mi condensada saliva apoyé mi temblorosa mano sobre su pantorrilla he inicié mi aventura toqueteando cada vez con mayor atrevimiento rezando que no despertara, después de un fatigoso tramo me encontré acariciando la parte interna de sus muslos, un último esfuerzo y logré rozar a sus vellos que escapaban al elástico de su ropa interior, ¡había llegado!, sin detenerme, haciendo a un lado el puente de su tanga probé a introducir mis dedos, no logré mi objetivo, comencé a batallar con esta prenda que quien sabe cuantas veces ayudó a consumir mis inquietudes y que ahora obstaculizaba la operación, mientras ella, sin saber, yaciente boca arriba, con las piernas abiertas ligeramente plegadas “consentía” el manoseo, de tanto forzar, a manera de cooperación ladeó ligeramente su cuerpo permitiendome desplegar sus labios y zambullirme al interior, no paré de hinconear a su jugoso orificio hasta entre mis dedos retirar y conducir hacia mi boca sus secreciones que degusté deleitando a mi exigente paladar, repetí esta golosa operación un sin numero de veces.
imposible calcular el tiempo y grado de tensión al que expuse a mi organismo, como “explorador” había logrado mi cometido, abrumado por el cansancio, con cualquier satisfacción en mi haber, me dispuse una tregua.
después de un intervalo de profundo sueño desperté desorientado, al inicio no alcancé a comprender que sucedía, mi tía tironeaba afanosamente mi calzoncillo que dio a parar a la altura de mis rodillas, hurgando en torno a mis genitales probó a introducir su dedo en mi recto, afortunadamente al tercer o cuarto intento renunció a esta descabellada idea consintiéndome respirar de alivio, por otro lado, mi “instrumento” respondiendo al manoseo comenzó a tomar forma, a este punto había descifrado su intención, no solo llegué a recuperar la calma, si no que además, procuré mantenerla para ver hasta donde llegaba, en tanto, ya se encontraba acariciando mi trozo de carne, no conforme con esto, raudamente se deslizó por entre las sabanas permitiéndose preliminarmente besuquear mis piernas, luego, al colocar sus labios húmedos sobre mi glande con una desesperación que es difícil explicar comenzó a succionar como jamas imaginé, estoy seguro que, habría continuado quien sabe hasta cuando si no es por que casi se atraganta, con la misma desesperación que comenzó se deshizo de mi trozo de carne casi vomitando, por poco pierdo el control.
continuó a escurrirse, esta vez sentí su cálido aliento a la altura de mi ombligo, un poco mas arriba, en mis tetillas, mordisqueó una de ellas, repitió esta operación sobre mi cuello, lo inesperado, cogió mi mano y emplazándola por entre sus piernas me forzó a tocar su ropa interior, sin deliberar, suprimiendo vanos prejuicios mis manos se precipitaron para acariciarla toda, no pronunció una palabra, yo menos, pero el movimiento de nuestros cuerpos alternaban un dialogo intenso, al siguiente lance, sus dientes tiraron de mi oreja provocandome un estremecimiento mezclado con no se que mierda que me impulsó a buscar sus labios, ella, que pareció pretender lo mismo, logró converger los suyos con los mios en uno de los mas apasionados de los besos.
nuestros cuerpos gracias a sus impulsos rodaban de un lado a otro, en un momento de arrebato me colocó boca arriba, se deshizo de nuestras pocas ropas y acomodandose sobre mi medio cuerpo apresó a mi “compañero” probando a introducírsela, obligado (por fuerza) a frenar su desmesurado ímpetu la invité a la calma, la canallada se me escapó después al aprovecharme de su distracción, con un artero movimiento la penetré…
- ¡aiiiaaa! – abarrotó la habitación.
- ¡toma!, ¡toma! – acentué con férreas sacudidas, mientras ella buscando acomodarse acarreaba su culo de atrás para adelante, sin pretenderlo la había impulsado a un extremado frenesí que no alcancé a moderar, como reconforto me atuve a mantener la firmeza de mi miembro en tanto ella aceleraba y desaceleraba desencadenándose en clamores y tiritonas extenuantes, sudábamos a cuerpo entero, después de un intrincado traqueteo desmontó aprestandose a colocarse en cuatro la cual desautoricé replanteando la situación.
- ¡ahora no!, ¡primero piernas al hombro! – dije con entereza, ella,
- de acuerdo, pero con cuidado, ¡eh!.
sin tiempo para responder dispuse aplicadamente sus piernas sobre mis hombros, enfilé mi miembro entre sus labios carnosos y con un estacazo lastimé su interior,
- ¡ay bestia!, ¡así no!, ¡me duele!. – gritó haciéndose a un lado,
- perdón – traté de apaciguar la situación.
- o lo haces despacio, ¡o no lo hacemos! – se enfadó
- si, si de acuerdo – y retomé el acto con movimientos controlados, al primer descuido le añadí pizcas de intemperancia que no soportó mas de tanto,
- ¡¡despacio!!, ¡no te aguanto!, ¿no te das cuenta que me estas haciendo daño? – se agitó.
- esta bien, cambiemos de posición, ¡de cuatro!,
- si, así esta mejor, pero despacio, por fa’, ¿si?,
- ok, ok – y se colocó como siempre había soñado,
- ¡que culo! – comenté fascinado,
- ¿te gusta? – preguntó ,
- si tía… (¡se me escapó!),
- a partir de éste momento nada de tía, ¡ahora soy tu mujer y puedes tratarme como tal! – aclaró brindándome su beneplácito.
mi órgano sin mucho esfuerzo se enfilo al interno de su abertura bañada por nuestros jugos, exento, comencé a bombear mientras mis manos se deleitaban acariciando su extraordinario trasero, no desaproveché la ocasión para inclinarme y jalonear sus vellos,
- ¡no jales!, ¡me duele! – se volvió de dolor, yo proseguí acumulando el mayor numero posible para pasarlos después por entre mis labios y esputar aquellos rezagados al compás de mis soplidos.
mis movimientos se transformaron en arremetidas, ella, completamente desgreñada esta vez pretendió ,
- ¡¡dame mas!!, ¡ahora si empuja todo!, ¡no pares! , ¡no pareees!. – su desesperación me hinchó de furor, mi “instrumento” completamente aventajado se empotraba sin contemplación mientras ella elevando el culo ******osamente se obstinaba,
- ¡clava todo!, ¡todo!, decía.
- ¿te gusta? – opté por preguntar.
- ¡si!, tienes una pinga deliciosa, ¡sigue así!, ¡no te detengas!,
- ¿te gusta la pinga no!? – insistí,
- ¡esto es pinga!, ¡esto es pinga!, alegué sin pensar causando una momentáneo “blackout”, con cualquier cargo de conciencia reanudé aprisa redoblando la intensidad, cuando un extraño estremecimiento sacudió a su cuerpo entero,
- ¡no aguanto!, ¡no puedo mas!, ¡se me vieneeee!, – se contrajo estallando en un orgasmo que a la par con sus alaridos me empujaron a soltar un extremado bufido…
- ¡¡ufff!!, ¡mierdaaa!, ¡oooh, nooo! – terminé inundando la profundidad de sus carnes.
pasada la agitación, dentro de un sepulcral silencio dilatamos el tiempo recostados cada uno por su lado, buscando quebrar la intolerable quietud trate de acomodarme entre sus brazos y al besar su mejilla le agradecí sin querer,
-

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