Este es uno de los eternos misterios del cuerpo humano. Después de revisar varias teorías sobre la existencia del vello púbico, parece que no existe una respuesta definitiva. En apariencia, la más difundida es la que lo relaciona a las feromonas – los aromas que el cuerpo produce y que para ciertas personas pueden ser un estimulante sexual.
Se cree que los mechones de cabello que crecen alrededor de los genitales, así como en las axilas, capturan estos perfumes eróticos. Las feromonas se quedan atrapadas en el vello púbico cuando las glándulas apocrinas liberan una secreción inodora sobre la superficie de la piel que se combina con las bacterias descompuestas por las secreciones de las glándulas sebáceas. Lo creas o no, los humanos tenemos el mismo número de folículos pilosos que los monos, solo que nuestro pelo corporal es generalmente muy fino o escasamente visible en comparación. De modo que , mientras el pelo púbico y de la axila podrían ser considerado en primer lugar una trampa para olores, no son, en ningún modo, las únicas. Para algunas personas, los aromas de estas áreas son perceptibles e incrementan de forma consciente la excitación sexual. Para otras, las feromonas podrían no ser tan obvias, pero podrían ser detectadas de forma subconsciente.
También existen algunas hipótesis más acerca del origen del vello público. Algunas personas creen que sirve para mantener el calor en los genitales. En las épocas prehistóricas, cuando el pene o la vulva apenas se cubría con un taparrabos, esto pudo haber tenido su lógica. Sin embargo, la idea de que exista una melena púbica para calentar la zona no tiene mucho sentido en el mundo de hoy en día, ya que nuestros genitales se mantienen calentitos gracias a la ropa interior. Para que esta teoría fuese cierta, nuestros cuerpos tendrían que haber evolucionado hasta un punto en el que habríamos perdido la necesidad de nuestro vello púbico, lo cual no es el caso. Además, si estuviera diseñado para general calor, ¿no deberíamos tener mucho más vello púbico? Y si fuera así, el hombre tendría que tener pelo en el tronco del pene y más aún en el escroto para aislar a los testículos; las mujeres deberían tener pelo en la piel de la parte baja de su torso para aislar los órganos reproductivos internos. Otras creen que el propósito de las mechas púbicas femeninas es similar al de los cilios nasales (más conocidos como pelos de la nariz), es decir, evitan la entrada de suciedad en la vagina. De acuerdo, esto tiene cierto sentido… pero ¿por qué no tienen los hombres un sistema protector similar alrededor de boca de la uretra?
Seguramente existen otras teorías sobre esta cuestión, pero en la actualidad, la de las feromonas parece la más lógica. Al margen de su no funcionalidad, el vello púbico puede ser decorativo o atractivo para sus dueños, o para otras personas. De hecho, en los últimos años se ha desarrollado toda una corriente de posibilidades estéticas relacionadas con los peinados en esta zona.
Para más información sobre las feromonas y sus efectos en la sexualidad, consúltese el libro de James Vaughn Kohl y Robert T. Francoeur, The Scent of Eros: Mysteries of Odor in Human Sexuality.
Tomado de What’s the point of pubic hair?