¿Se sentiría personalmente ofendido como militante del Polo si el presidente Santos considera que la terna no es jurídica o políticamente viable?
A ver. La responsabilidad del Presidente es muy grande. Tiene en sus manos lo que le pueda ocurrir a la capital de la República. No solo hasta diciembre, sino durante muchos meses más, quizás años. Por ejemplo: si se acelera la licitación del metro y ese contrato de 4,5 billones de pesos queda mal adjudicado, vamos a sufrir las consecuencias durante décadas. Lo mismo va a ocurrir con el tema de la megalicitación de recolección de la basura, que vale 2,5 billones de pesos. Del recaudo del efectivo del sistema integrado de transporte, que vale 3 billones de pesos. El Presidente tiene una responsabilidad muy grande en esa materia. No lo vería como un ataque al Polo.
Aunque el Polo tenga que rehacer la terna...
Por supuesto, comparto la preocupación de mi partido de que tiene derechos de intervenir en este proceso y debe ser quien postule los candidatos. Entiendo que El Polo tenga prevenciones sobre la posibilidad de que le tomen del pelo y dejen a una persona que no pertenece al partido manejando las riendas de la ciudad.
Pero, ante la hecatombe de Bogotá, ¿qué importancia tiene que sea el Gobierno Nacional el que inaugure las obras? Es mezquino que eso sea lo que tenga más preocupado al Polo...
Eso es secundario. Es minusvalorar la capacidad de análisis de la opinión. Si la Ministra encargada María Fernanda Campo llega a cortar unas cintas, nadie va a pensar que es por los méritos de ella. Ese temor del Polo no lo comparto.
¿Por qué Clara López, una mujer inteligente y respetable, que sí conoce a Bogotá, no figuró en la terna? ¿Por amor a su marido, para no inhabilitarlo?
Esa circunstancia sí jugó. Carlos Romero es un político de tiempo completo y él llevaba haciendo un sacrificio durante cuatro años por cuenta de la Secretaría de Gobierno que ocupó Clara López. Comparto su evaluación sobre Clara y le añado que es muy trabajadora y que les pone el pecho a las tareas, que le cabe la ciudad en la cabeza, pero hay una pequeña tragedia en su caso: fue la mano derecha de Samuel. No en los temas de contratación, ¡quiero dejarlo muy claro!, pero sí en representación institucional y política. Cuando se precipitó la crisis, ella era la presidenta del Polo, y por lealtad o gratitud con los Moreno Rojas, no estaba en libertad para manejar semejante chicharrón. Eso es una tragedia, porque es un lastre en su trayectoria política, que por lo demás tenía los quilates para un desempeño vistoso y exitoso.
Usted, que tiene esa conciencia tan clara, ¿por qué sigue en el Polo?
Creo en la importancia de los partidos y pienso que uno no se puede cambiar de partido como cambiarse de zapatos cada vez que algo del partido le aburre. Del Polo me gusta su pluralidad, y que no es un partido de un caudillo ni de dos caudillos.
El otro extremo es el drama de que sea un partido sin ningún caudillo. Mire la terna...
Tiene razón. Pero yo me leo su plataforma y me siento identificado en un 98 por ciento. Me gusta su apuesta por transformar este país para volverlo más equitativo. Tengo en el Polo una inversión político-afectiva de años de trabajo. Pero veo que la casa se está desmoronando y siempre uno se pregunta: ¿debo quedarme a ayudar a apuntalarla, o me voy? Todavía no sé cuál es la decisión correcta.
A veces me parece que habla en tono de salida del Polo...
Yo me siento del Polo. No voy a hacer la tarea de destruir al Polo por dentro.
¿No terminará golpeando a la puerta de los Verdes?
Las banderas programáticas del Polo me gustan más que las de los Verdes, a quienes respeto mucho como una apuesta moderna, urbana. Me gusta la faceta de Mockus de recursos públicos-recursos sagrados, pero soy un poco más de izquierda, en el sentido de que creo que los poderes públicos deben hacer unos esfuerzos más grandes para construir igualdad y equidad social. Y allí siento que los verdes, a quienes respeto, se quedan cortos.
Entonces, por ahora se queda....
Más bien, quiero proponerle a mi partido que se aparte de los Moreno Rojas y que le pida perdón a la ciudadanía y que recomponga la terna con unos óptimos nombres para gobernar a Bogotá, como, por ejemplo, Antonio Navarro o Camilo González Posso. Y que tienda puentes hacia otras fuerzas en búsqueda de una convergencia. Que entre a dialogar con los Verdes y con Mockus en particular, con Petro, con un Partido Liberal. Y habría que hablar también con Gina Parody, excelente precandidata.
¿Quién va a ser el candidato del Polo a la alcaldía de Bogotá?
Tienen a dos precandidatos, Carlos Bula Camacho y Orlando Herrán, un dirigente del transporte, que son nombres interesantes. Pero al partido le convendría tener figuras de más visibilidad, porque los que saben hacer política dentro del Polo aseguran que ellos dos no van a poder hacer una campaña ni siquiera medianamente vistosa. Por eso ampliaron el plazo, que era el 27 de abril, para que se postulara más gente. Dussán dijo recientemente: vamos a ver si logramos convencer al maestro Gaviria, o a la doctora Clara López. Él mismo estaría dispuesto a lanzarse.
¿Y usted descartó su candidatura?
Son mínimas las posibilidades de que eso se pueda volver a plantear dentro del Polo, pero en el Polo sigue habiendo gente muy valiosa. Es un partido más sano que los demás. Nunca se metió en la 'parapolítica'. Mire los debates que ha dado en relación con la corrupción nacional. El reciente de Robledo con la salud, el de Petro con la 'parapolítica'... ¿Cómo es posible no tener esa misma sensibilidad ética para encarar el tema de los Moreno Rojas?