Dice la maestra en la escuela:
"Pepito, hoy te va a tocar conjugar el verbo nadar".
Y empieza Pepito gritando con singular entusiasmo:
"Yo nado, tú nadas, él nada, nosotros nadamos..."
"Pepito, más bajo, por favor", lo interrumpe la maestra.
"¿Así está bien, maestra: yo buceo, tú buceas, él bucea?