M.J.D.: Pero no se me ofusque, que yo sí creo que es necesaria para la democracia la existencia del Polo.
J.E.R.: Pues tiene que convencer a muchos que no opinan lo mismo. En esto hay dos visiones: hay unos que no quieren que haya ningún Polo y hay otros que quieren un Polo que coma en la mano de los partidos tradicionales. O sea, un falso Polo que tenga la bendición de los dómines del país. Y lo que irrita a esa gente es que el Polo sea un partido que haga debates como al que hicimos esta semana sobre la salud. Mire la última: hay quienes lograron el acto mágico de ser gobiernistas y de oposición al mismo tiempo. Gobiernistas, porque son santistas y de oposición, porque critican a Uribe. Y en esa idea sobra el Polo. ¿Para qué el Polo si los medios pueden llamar a Benedetti para lo uno y lo otro?
M.J.D.: Pero a pesar de todo lo anterior, eso no le quita responsabilidad al Polo en el tema de Bogotá en cuanto a presuntos manejos corruptos…
J.E.R.: La responsabilidad política la hemos asumido. En el Polo hay diferentes valoraciones en torno a la gestión de la Alcaldía. En general, ha sido una alcaldía distante del Polo. Eso es un hecho. Por ejemplo, los acuerdos en el Concejo con las fuerzas tradicionales no fueron consultados con el Polo ni la privatización de la telefónica. Además, si alguien del Polo asume una conducta indeseable, eso no significa que todo el Polo sea responsable. Recuerde que todos ellos van tras la Alcaldía de Bogotá. Es cierto es que en lo jurídico hay un proceso que se debe respetar, pero también es cierto que en lo político se han ido concentrando demasiadas cosas contra nosotros.
M.J.D.: Difícil negar que el Polo ha recibido uno de sus peores golpes.
J.E.R.: Esto golpea al partido, indudablemente. Pero el Polo no va a desaparecer, porque somos voceros de la gente que piensa diferente al establecimiento. Mientras cumplamos con ese deber, vamos a tener un respaldo. Hace veinte días hubo elecciones internas para elecciones locales en Bogotá y fueron 70.000 polistas a votar. Eso, por supuesto, no lo contó ningún medio. Lo que pasa es que a nosotros nos ha tocado soportar algo muy fuerte estos últimos ocho años: ¿sabe usted cuáles eran las preguntas que me hacían los periodistas en la campaña pasada?: “Señor Robledo, ¿usted es de las Farc?” No. “Pero sí es chavista”. No. “¿Son corruptos?” Nooo. No se le olvide que la Fiscalía descubrió que en el DAS se estaba fraguando una estrategia para acabar con el Polo, que incluía tres cosas: decir que éramos de las Farc, decir que la Alcaldía era corrupta y dividir al Polo. Y hay que reconocer que tuvieron éxito.