Tratamiento
Antiguamente se trataba con mercurio, lo cual hizo famosa la frase
Una noche con Venus y una vida con Mercurio, pero este tratamiento era más tóxico que beneficioso.
En
1901 el
bacteriólogo alemán
Paul Ehrlich sintetizó el
Salvarsán, un compuesto orgánico del
arsénico, concebido específicamente para el tratamiento de la sífilis y que se convirtió en uno de los primeros
fármacos sintéticos eficaces para la curación de
enfermedades infecciosas. El Salvarsán (y su derivado, el Neosalvarsán) se abandonaron a partir de
1944, en favor del tratamiento
antibiótico con
penicilina, mucho más eficaz. Para probar la penicilina, durante los años 1946 a 1948
Estados Unidos llevó a cabo
experimentos sobre sífilis en ciudadanos de Guatemala sin el consentimiento ni conocimiento de los hombres y mujeres que fueron utilizados como cobayas.
Hoy la sífilis se puede curar fácilmente con antibióticos, como la
penicilina, durante la fase primaria y secundaria. La
penicilina también actúa en la última etapa aunque en ese caso debe ser penicilina g-sódica por vía intravenosa, ya que es la única forma de que se difunda el antibiótico por el LCR
líquido cefalorraquídeo, que es donde se encuentra la bacteria durante esta última fase. Quienes la padecen deben llevar una vida saludable con una dieta equilibrada y un sueño adecuado. La bacteria
Treponema pállidum, es una espiroqueta y puede ser tratada con
penicilina benzatínica, en forma de inyección intramuscular. No se justifica el uso de otros antibióticos ya que no se han reportado casos de resistencia a la penicilina.