Mujeres que violan hombres
Preocupación en las calles de Zimbabue.
Eran aproximadamente las 8 de la noche del miércoles de Semana Santa cuando Munyaradzi Mushowe descendió del tren en la estación de la norteña ciudad de Harare, Zimbabue. Con poco dinero en su bolsillo y con su casa aún a varios kilómetros de distancia se aventuró a buscar un aventón.
Mientras esperaba, una mujer se le acercó y le propuso que compartieran transporte. Después de meditarlo por varios minutos, accedió. Un par de horas más tarde Mushowe entró a la estación de Policía de Chegutu: lo habían violado tres mujeres.
De acuerdo con el inspector de Policía, Clemence Mabgweazara, este es sólo un caso de la “chocante y a la vez llamativa avalancha de agresiones sexuales a hombres por parte de algunos grupos de mujeres” que, desde hace un año, han empezado a abusar de sus víctimas con la creencia de que coleccionar su semen les proporcionará prosperidad en los negocios. Tan sólo en el último mes las autoridades han registrado cinco hechos similares, aunque creen que el número podría ser muy superior ya que temen que la mayoría de las víctimas no denuncian por miedo a ser estigmatizadas.
Cada caso tiene diferencias en el modo en el que las mujeres abordan a la víctima, sin embargo las investigaciones han hallado que la técnica para obligarlos a mantener relaciones sexuales obedece a un patrón. Mabgweazara sostiene que luego de darle a la persona “un trago de un líquido ácido parecido al agua que lo hace sentir mareado”, le inyectan en uno de los brazos una sustancia desconocida. Acto seguido lo desvisten, le acarician las partes nobles y le ponen un preservativo. Finalmente, después de completado el acto sexual le quitan el condón, lo amarran, lo guardan en una caja, roban a la persona, la abandonan a un lado de la carretera y se dan a la fuga.
Aunque el origen de la creencia que impulsó este fenómeno se desconoce, varios expertos lo han ligado a los rituales de hechicería y brujería, prácticas legales y comunes en Zimbabue. Basta recordar el aumento en la violación de mujeres albinas por parte de hombres en los últimos años producto de la falsa creencia de que el abuso los curaría del síndrome de VIH o el caso de “los hombres invisibles”, quienes después de tomar la poción Mubobobo, que supuestamente inmuniza contra el sida, violentan a mujeres y niñas.
No obstante, de momento la Asociación de Sanadores Tradicionales de Zimbabue (Zinatha, por su sigla en inglés) ha descartado la existencia de esos rituales. El presidente de la agrupación, profesor Gordon Chavunduka, ha asegurado en reiteradas oportunidades que, aunque de momento no conocen ningún tipo de medicina tradicional que requiera que las mujeres violen a los hombres, están “adelantando las pesquisas pertinentes para poder determinar los orígenes de esta práctica”.
Por otro lado, hay quienes tienen una mirada más Occidental y aseguran que detrás de los delitos sexuales lo único que hay es un tráfico de semen que busca nutrir un banco de esperma clandestino debido a la inexistencia de este tipo de organizaciones en el país.
De momento, el asunto sigue siendo un misterio para las autoridades y a la espera de que las investigaciones den sus primeros frutos, la Policía zimbabuense se limitó a recomendarles a los viajeros utilizar exclusivamente el transporte público y abstenerse de subir a vehículos con desconocidas si no quieren ser “sometidos a experiencias traumáticas”.