Pues yo me considero heterosexual, pero os voy a contar una historia que dio lugar a otras experiencias parecidas, y muy excitantes. Al poco de comprarnos un piso mi novia y yo, se mudó al apartamento (que se alquilaba) de enfrente un chico negro. Parecía agradable pero la verdad, me mosqueaba que mirara a mi chica, que está superbuena y encima viste de escándalo, sexy, pero no en plan putón! La verdad es que yo tampoco estoy nada mal (o al menos eso dice ella y mis amigas, jeje). Al grano, soy futbolero, solía ir a un bar cercano a ver los partidos, y en esos ratos entablé amistad con el nuevo vecino. Me gustaba su conversación, se mostraba inteligente y con sentido del humor.
Al final ni veía el fútbol, me pasaba bebiendo cerveza con mi nuevo amigo. Hasta que comenzamos a terminar la última copa en su casa. Nada más llegar me decía que estaba en mi casa y se ponía cómodo, a veces unos short, y otras en calzoncillos. Tenía un cuerpo delgado, fibrado.
Al principio me decía cosas de tías, que si estaban todas buenas, que si tenía suerte, que mi novia era un bombón, que podíamos hacer un trio, hasta que un día me soltó que él notaba que yo quería sexo con él. Esta conversación os la abrevio para caer pesado. (Es que duró un buen rato, pero resumida queda tal cual la cuento)
Le pregunté que de donde sacaba eso, y me contestó que lo intuía. Se sacó la poya y me dijo que si quería chupársela.
Me acerqué, me arrodillé, y cogí su poya con mi mano derecha y comencé a tocársela. La tenía caliente, comenzó a ponersele dura y grande (lo de que todos los negros la tienen grande es un mito, doy fe). Tenía buena poya, me miraba mientras se la tocaba y le pasaba la lengua por el cabezote. Notaba como ansiaba que me la metiera en la boca de una vez, y así lo hice, comencé a chupar.
Que rica estaba esa poya negra. Chupé, chupé, chupé y chupé. Me decía que jamás ninguna tia se la habia chupado tan bien.
La cosa terminó enculándome! Joder, que dolor y placer al mismo tiempo. Me foyó con muchisimas ganas y en diferentes posturas. Sentarme sobre su poya fue, uff, me pongo malo de recordarlo.
Teniéndome a 4 patas y embistiéndome con dureza, se corrió sobre mi espalda. Qué sensación sentir el semen caliente en mi espalda.
Decir para terminar, que las experiencias se repitieron durante año y pico, que finalmente esta persona se fue para su país, que no he sabido nada más de él.
Espero que os guste esta historia y si queréis más decídmelo, que soy supermorboso