No sé qué es lo que me gusta más de este hombre, si esa saturación de color azul pitufo tan atrayente, esas mangas farol con plisados, la triple botonadura del pantalón, el perfecto alisado del tupé o el antifaz fantasía. Pero tiene algo, eso no se puede negar.
Mucha niña siempre quisieron tener un tutú y unas zapatillas de ballet. Estos tipos son unos fieras, han logrado su sueño.
Si no fuera porque el nombre dice todo lo contrario, pensaría que el de la foto es mi tía Melba con un vestido tipo cota de malla fantasía tejido con tiras de papel de aluminio.
Mis favoritas, las abuelas bañadas en nata. ¿Quién no se las comería?
Un disco que no debe faltar en cualquier fiesta que se precie. ¿Has visto el ritmillo que lleva el man?. Tiene que ser difícil bailar así y mantener una sonrisa.
Esto es lo que se llama single de gasolinera. Mientras echas gasolina, la suegra va al baño, los niños arrasan con los ganchitos, ¿quién no se ha parado delante de ese expositor de música y su vida ha recobrado un poco de sentido?
Qué pedazo de artista. Esa camisa hawaiana, ese peluco casio que te traían de Andorra, el sillón que no tiene precio y esa mirada al infinito proclamando “madre, soy cristiano homosexual”. Y además el disco está en estéreo.
“Déjame hablarte sobre mi operación”, si es que solo con eso ya lo dice todo. ¿Y de qué le habrán operado?. ¿En el hospital no había batas que ha tenido que robar una sábana?
Una bonita forma de acercar la Biblia a los niños, un señor vestido de Moisés con un muñeco de esos que hablan solos (¿he dicho alguna vez que odio a ese tipo de muñecos?). Cómo me alegro de no haber hecho la comunión no sea que me regalaran la serie completa (éste es el volumen III).
Toda una estrella, si él mismo lo dice, con ese tupé de haber dejado aparcado el Cadillac tuneado en doble fila, pero tan tierno para rodearse por conejitos de pascua. Por cierto, los peluches los podía haber comprado de mejor calidad, me recuerdan a los que había cuando éramos niños en las pastelerías, que no sé si era para que los compraras (¡no!), de adorno o para asustar a los niños y que no nos acercáramos a las palmeras de chocolate.
Estoy completamente de acuerdo, es mejor no dar de comer a los animales fuera de su dieta que luego les sienta mal y mira cómo se quedan, pobriños.
Las de este grupo son buenas, ¿eh?.
Chicas, ¿no les dan ganas de poneros a gritar solo con ver al pecho-lobo aceitoso, el increíble hombre empuja empuja? ¿de correr y no parar?. Eso sí, la flauta la lleva con cierto aire… raro, no me queda muy claro si la va a soplar o te va a pegar un flautazo en toda la cara que te va reventar un ojo. Por si acaso, corre.
El alicatado del baño me parece una monada, pero me pregunto, ¿qué hace esta mujer con un zapato en la mano?.
Ojo al revolver colgante que lleva al cuello el amigo, no me extraña que del peso se le venga para delante la cabeza. Pobre perro ¿le darán de comer?.
Este es todo un clásico, el cartero cantante. Imaginen que les trae un telegrama a sus casas, saca la guitarra, y te canta… Mejor que se quede ahí sentadito sobre el montón de heno. A ver si con un poco de suerte encuentra la aguja… y se la clava.
Estos chicos son la alegría de todas las fiestas. Me surge una duda ¿el pelo es suyo?.
Atención que sacaron la segunda parte. Sigo sin saber si el pelo es suyo.
La familia que canta unida… suelen vestir conjuntados. Realmente hay un quinto hijo, lo lleva la madre escondido en el pelo como las zarigüeyas.
¿Qué os decía?, hasta comparten bigote.