Respuesta: Extra normal, un difunto que se conservo casi intacto / Video!! El enigma de la incorruptibilidad cadavérica
La mayoría de los casos los fenómenos de incorruptibilidad duran muchos años, incluso siglos. Su conservación obedece a razones física, térmicas y geológicas. La existencia de altos niveles de sequedad en el aire y en la tierra produce deshidratación del cuerpo y la consiguiente incorruptibilidad. Por el contrario un alto grado de humedad produciría la rápida descomposición orgánica.
Existen casos excepcionales de difícil explicación, como el de santa Catalina de Siene (1347-1380), que después de morir su cuerpo fue depositado en un féretro que permaneció expuesto al aire libre durante cierto tiempo sufriendo condiciones climatológicas de lluvia y hielo. El ataúd se desmoronó, los vestidos que cubrían al cadáver se destrozaron y sin embargo el cuerpo de la santa permaneció incorrupto.
Otro caso enigmático es el de santa Teresa de Jesús (1515-1582), cuyo cadáver fue enterrado en una zona con un alto grado de humedad. En ella todos los cuerpos se descompusieron rápidamente y en cambio, de forma excepcional, el cuerpo de Teresa de Jesús permaneció incorrupto hasta que fue despedazado producto del expolio del fanatismo religioso. Fenómenos Post-Mortem
En ocasiones, el fenómeno parabiológico de incorruptibilidad suele ir acompañado de hechos concomitantes que se manifiestan después de producirse el óbito y que durante siglos han sido considerados como sobrenaturales. El fenómeno más común es el llamado olor a santidad, consistente en la emisión de perfumes aromáticos de flores (comúnmente de rosa) cuyo olor impregna intensamente el lugar donde se encuentra el cuerpo incorrupto. Este fenómeno es producto de una extraña reacción bioquímica que libera la emanación osmogenésica.
Otro hecho que a veces se exterioriza consiste en la emanación de un líquido de aspecto aceitoso que sale del cuerpo incorrupto y desprende un olor agradable. En algunos casos, dicho fenómeno se ha podido observar detalladamente, como en el del cadáver de santa Walburga, muerta en el año 779 y de cuyo cuerpo incorrupto emana un aceite que surge del interior de la santa y que además es oloroso.
También se da el caso de encontrar cadáveres repletos de sangre fresca y en estado de licuación permanente, lo que les proporciona, paradójicamente, un aspecto sonrosado de vitalidad. En algunos de ellos aparecen estigmas en el cuerpo después de muertos. Un estudio pormenorizado desveló que estos fenómenos están asociados a personas que en vida ya sufrían procesos de estigmatización, por lo tanto la acción post-mortem sería una consecuencia recurrente por inercia del proceso parabiológico iniciado en vida. Igualmente el pelo y las uñas siguen creciendo después de muerto.
Más inquietantes son los fenómenos de movimientos de los cadáveres dentro de la tumba (manos, brazos, pies, boca, etc.), que pueden ser debidos a contracciones musculares consecuentes del propio proceso reflejo de descomposición. Paralelo a ellos existe la extraña producción de ruidos, sonidos o incluso gritos desde dentro de la tumba que, a excepción de las consecuencias de la propia inercia fisiológica de la descomposición del cuerpo, pueden ser debidos a enterramientos prematuros motivados por estados catatónicos, catalepsias, lapsus cardíacos, etc. |