Irina Lucidi, la madre de las pequeñas. | Afp

Fin de semana de novedades en el caso de las mellizas suizas desaparecidas desde el pasado 30 de enero. Tras varias semanas de búsqueda infructuosa, los investigadores italianos han localizado el chip del GPS del coche del padre, un hallazgo que podría ser clave para arrojar algo de luz a este oscuro caso.

La pieza electrónica fue encontrada a 15 metros del lugar en el que Matthias Schepp se arrojó a las vías del tren, en la estación de Cerignola el jueves 3 de febrero. Hasta la fecha, sólo se había podido recuperar algunas piezas de plástico del navegador. En su afán por no dejar ni una sola pista que pudiera ayudar a localizar el paradero de Alessia y Livia, el ingeniero suizo de 43 años se suicidó con el GPS encima para que el ******o quedara destrozado con el impacto del convoy.

La policía italiana ha enviado la pieza a la sede del fabricante del navegador en Milán, aunque ya ha anunciado que seguramente será necesario enviarla a la central en Estados Unidos. Si se lograra recuperar la información almacenada en el chip, seguramente se podría trazar la ruta que Matthias siguió desde el secuestro de las pequeñas de 6 años hasta su suicidio en el sur de Italia. En esos cuatro días, el padre recorrió más de 3.000 kilómetros desde Lausana hasta el sur de Italia, pasando por Marsella y haciendo una visita relámpago a Córcega.


Paso por Montelimar

A los investigadores les faltan todavía muchos datos para componer el puzzle de ese viaje demente, aunque este sábado la policía francesa ha comunicado que tiene "un conjunto de pruebas" para afirmar que Matthias pasó la noche del 30 al 31 de enero en Montelimar, una localidad a medio camino entre la frontera Suiza y Marsella. Los investigadores galos han hecho un llamamiento a posibles testigos que puedan aportar datos sobre dónde durmió el padre de las mellizas esa noche y si estaba acompañada o no de sus hijas.

Dos son las hipótesis que tienen más fuerza sobre la suerte de las pequeñas. La primera es la que apunta que a Matthias las arrojó por la borda en el ferry que cubría el trayecto entre Marsella y Propriano (Córcega), después de haberlas envenado. La segunda que Alessia y Livia nunca llegaron a salir de Suiza y que su padre las mató en algún lugar próxima al lago de Ginebra. De hecho, la policía helvética no ha logrado descifrar todavía qué pasó en las cinco horas que pasaron desde que salió de su casa en Lausana hasta que cruzó la frontera con Ginebra, un trayecto para el que no se necesita más de una hora en coche.

El caso de Alessia y Livia lleva de cabeza a las policías de Suiza, Francia e Italia desde hace más de un mes y es uno de los más complejos en los que han trabajado, en especial por lo maquiavélico del plan trazado por Matthias. Justo antes de suicidarse, envió a su ex mujer varias cartas. En una de ellas anunciaba que había matado a sus propias hijas: "Descansan en paz. No han sufrido".