Encontramos el camino 6 - Es toda tuya, amala por siempre. Acto seguido ellos se retiraron por la puerta contigua por la cual había entrado Roy. Yo miraba a Mary tumbada sobre la mesa de masaje, tenía los ojos entre cerrados y una cara de satisfacción que jamás había visto. - Ven a mí me dijo. - ¡Te gusto como me cogieron? –Sí, conteste y nos besamos apasionadamente saboreando ambos los restos de leche y fue entonces que me vine. Después de que me recupere de esa rica y subliminal venida me pude comprobar que rojo y húmedo tenía mi esposa su coñito y como el semen de Rick se había extendido por los labios vaginales y el vello púbico. Levante la cara y ambos nos miramos y fue Mary que con un movimiento de cabeza me dijo lo que quería. Siguiendo su mensaje me hinque y pase mi lengua por los labios de la vagina de mi mujer recogiendo con mi lengua todo el semen que encontraba. El paso de mi lengua parecía gustarle a Mary, pues parecía que la aliviaba, después de las embestidas de aquellos dos. Con mi boca llena de semen, busque nuevamente los labios de mi mujer que con los ojos entreabiertos y extenuada por los orgasmos que había tenido me metió la lengua absorbiendo con ella una nueva cantidad de leche. Quedamos tumbados en la mesa de masaje. Mary me miraba y en su expresión notaba la felicidad que aquellos dos hombres que había devorado y le habían proporcionado con sus vergas tanta pasión y lujuria. No dijimos nada. Tampoco volveríamos a hablar más de aquella tarde. Mi esposa había conocido otras posibilidades en el sexo y seguramente no iban a ser las últimas. No hablamos más de aquella maravillosa tarde. Alguna vez cuando hacíamos el amor le susurraba cosas sobre aquellos dos hombres que la habían cogido y notaba como se excitaba con aquel recuerdo, pues su coño se le humedecía más de lo que ya estaba, y alcanzaba rápidamente el orgasmo. Lo que si conseguí desde aquella tarde era penetrarla por el culo, Ahora todas las noches que hacíamos el amor siempre la sodomizaba un rato, y eso que los días siguientes a esa tarde tuvo muy sensible el ano, no en vano se lo habían roto con aquellas vergas, lo que facilitaba en gran medida ahora mis penetraciones y disminuía en ella la sensación de dolor. Continuara………………… |