Aquel día de San Valentín, nuestro amigo Alberto había aprovechado que sus padres estaban de viaje para celebrar una cena y fiesta en su casa de campo. Al evento asistimos tres parejas amigas suyas. La cena fue muy divertida, cargada de risas y charlas.
Pasado un rato después cenar, las parejitas empezaron a irse a su casa.
MARTÍN: lo siento Alberto, pero nos vamos. Ya sabes, es San Valentín
ALBERTO: claro, claro, jeje.
Mi novia y yo detectamos cierta tristeza en la cara de nuestro anfitrión. Quizás fuera debido a que él era el único en la fiesta que no tenía pareja.
No pasó mucho rato, y otra de las parejas se despidió. Mientras lo hacían, mi novia Sara y yo decidimos quedarnos un rato más y no dejar al pobre chico ahí solo.
SARA: Luis, dile algo, que si no nos vamos a terminar aburriendo.
Mi novia iba vestida bastante normalita. Una camiseta ajustada y un pantalón nada fuera de lo común.
Me acerqué a Alberto y le dije que no se preocupara, que nosotros no teníamos prisa y que nos quedaríamos. Se alegró y nos ofreció hacer un cubata.
Ente el alcohol y los chistes nos lo pasamos muy bien. Los tres estábamos un poco tocados.
ALBERTO: ¿vosotros no queréis iros a celebrar San Valentín como los otros?
SARA: ja, ja, ja. Eso es un invento comercial. No hay prisa.
LUIS: sí, y menos tal y como vamos. Así no podemos conducir.
ALBERTO: pues si queréis, os podéis quedar a dormir aquí. Hay cuartos de sobra.
Sara y yo nos miramos, y con esa comunicación no verbal que alcanzan las parejas acordamos así hacerlo.
SARA: vale Alberto, ¡pero tendrás que prepararnos otra copa!
***
Un rato después, bastante relajados en el sofá, llegó el momento de las confesiones que sólo los vapores etílicos pueden causar.
SARA: ¿Alberto, y cómo es que no tienes novia?
ALBERTO: ehhh, bueno, no será que no lo intento.
LUIS: doy fe. Cuando salimos de marcha se acerca a algunas chicas.
ALBERTO: sí, pero está difícil el tema.
SARA: alaaa, no será para tanto.
ALBERTO: las chicas lo tenéis más fácil, sólo tenéis que decir “sí” o “no” a las ofertas que van apareciendo.
SARA: ja, ja, ja, ja. No será para tanto. Yo no creo que lo tengas tan difícil.
ALBERTO: ¡sí ya! ¿Acaso tú te liarías conmigo en una discoteca?
SARA: hombre, yo no, tengo novio.
ALBERTO: ¿y si no lo tuvieras?
LUIS: eso. Tú como si no estuviera je, je, je.
SARA: eres un chico muy majo y amable y siempre me he reído mucho contigo. Además no eres nada feo.
ALBERTO: ¿eso es un sí o un no?
SARA: es un depende. Si en una discoteca me dieras la imagen que yo tengo ahora de ti, y yo no tuviese novio… Pues depende de lo lanzado que fueras igual sí me liaría contigo.
LUIS: es decir, que ahora mismo como tienes la imagen de él, lo único que te libra de liarte con él es que me tienes a mí.
SARA: ¡y que no estamos en una discoteca! Ja, ja, ja ,ja.
ALBERTO: joder, esto me deja hecho polvo jeje.
SARA: ¿por qué?
ALBERTO: pues saber que estoy aquí con una chica que se liaría conmigo y no poder hacer nada.
SARA: ¿eso quiere decir que te liarías conmigo?
ALBERTO: a ver Sara, y con permiso de Luis, estás buenísima y me caes genial.
LUIS: seguro que se ha hecho alguna paja pensando en ti.
Silencio.
SARA: ¿Es eso verdad?
ALBERTO: vaya preguntitas… qué quieres que te diga…
SARA: puedes ser sincero, no nos enfadaremos.
ALBERTO: pues no te negaré que sí. – El chico se mordió el labio – … y más de una.
SARA: joder me vas a terminar poniendo cachonda. ¿Y cómo las hacías?
ALBERTO: pues con alguna foto tuya.
SARA: ¿corriéndote sobre la foto?
ALBERTO: no… me gusta más terminar encima de mí mismo.
LUIS: seguro que hoy también se iba a hacer una.
SARA: ¿es verdad?
ALBERTO: pues seguramente. No sé si te has dado cuenta que hoy he estado haciendo fotos.
SARA: pues me parece una forma muy triste de celebrar San Valentín. Todos tus invitados follando y tú pajeándote solo en casa pensando en una amiga.
ALBERTO: qué otra cosa puedo hacer…
LUIS: a mí no me importaría compartir a mi novia en San Valentín.
SARA: ¿por qué no te la cascas como tenías pensado, pero en lugar de ver una foto, me miras a mí?
Alberto me miró, y le asentí dándole aprobación. El chico, con cara de pena, se metió la mano dentro de su pantalón y mirando fijamente a mi novia, se la empezó a cascar.
Sara debía de estar muy cachonda, porque se puso a bailar frente a él de forma muy provocativa. Dadas las circunstancias, imité a Alberto y empecé a masturbarme.
Mi chica se acercó a Alberto y se subió sobre él al caballito. Él no sabía qué hacer, así que ella tomó el control moviéndose al ritmo de la música como si le cabalgase. Tímidamente Alberto puso sus manos en la cintura de mi chica, y la ayudó con sus contoneos. Sara se acercó a la oreja del chico y le dijo:
SARA: esta noche vas a hacer algo más que cascártela conmigo.
Se besaron con pasión y Alberto le bajó el pantalón dejando a la vista su tanga. Ella se levantó y se quitó el pantalón. Bailó un poco como si fuera una gogó de una discoteca y se sentó sobre una pierna del chico.
Mientras se besaban, pude darme cuenta de cómo ella metía la mano por su bragueta. Empezó a masturbarle por debajo de la ropa hasta que al final, sin tapujos, lo hizo al aire libre.
SARA: ¿no te gusta más cascártela así conmigo?
ALBERTO: síiiii.
SARA: pues espera a ver esto…
Mi chica se levantó y se arrodilló frente a Alberto. Agarró su polla, y se la metió en la boca chupándosela muy despacio. Aceleró el ritmo hasta que los gemidos de Alberto le avisaron de que tenía que parar. Se acercó a mí, y empezó a mamármela como tantas otras veces había hecho. Pasado un rato se acercó y me dijo:
SARA: ahora vas a ver cómo me lo follo…
Dicho esto, se quitó el tanga (aún seguía con la parte de arriba) y se dirigió hacia Alberto. Fue bajando su culito de espaldas a él hasta que hizo contacto con su polla.
SARA: ¡vamos, métemela!
Alberto empezó a metérsela lentamente. Una vez dentro, Sara empezó a saltar con su culito y gemir como una loca.
LUIS: qué suerte tienes tío. Esta noche parece ser que seré yo el que se la casque viendo a Sara.
Todos reímos, y esta vez Alberto controlaba la cabalgada de Sara a fuerza de moverla agarrándola por las nalgas.
Cambiaron de postura, y follaron a lo perrito ante mi atenta mirada. Me ponía a cien ver cómo nuestro amigo se estaba follando a mi novia. Además, ver a mi novia follando desde aquella perspectiva era algo muy excitante.
Alberto le manoseaba las tetas mientras que ella no paraba de gemir.
SARA: más fuerte, métemela hasta el fondo.
Así lo hizo, aumentaron el ritmo y noté cómo mi chica se corría.
Se tumbó y abrió las piernas para que le follaran a lo misionero. Alberto la agarró de las piernas, y empezó a follársela como una fiera. Aquello fue más de lo que pude aguantar, me acerqué a mi novia y empecé a masturbarme frente a su cara. Ella me miraba desafiante, hasta que cerró los ojos ante el impacto de mis primeros chorros de semen.
Alberto se debió a excitar mucho al ver aquello porque se la sacó y al grito de “me corroooo”, empezó a soltar grandes chorros de semen sobre el coñito de mi chica.
Los tres nos fuimos a limpiar y nos fuimos a nuestras habitaciones.
ALBERTO: Luis, gracias por compartir a tu novia en San Valentín.
LUIS: je, je, je. De nada.
SARA: feliz san Valentín.